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martes, 28 de agosto de 2012

Venimos del Sol y el Sol es una estrella, por el Jefe Oscar Moreno


                                                   Traducción del inglés al español

Venimos del Sol y el Sol es una estrella. Las estrellas son los transformadores que transforman Espíritu en Materia y hay estrellas negras, que no podemos ver, que transforman la Materia en Espíritu. Se completa el círculo de la vida.

La luz de la estrella transforma Espíritu en Materia. Por cada estrella visible hay una estrella negra que convierte de nuevo la Materia en Espíritu. Algunos Soles dan luz y algunos Soles absorben la luz. En ambos casos hay transformación. Hay un equilibrio en el universo. Por supuesto, todo esto es en la gran dimensión de las cosas.

Venimos del Sol. Todos los días y en diferentes maneras nosotros, y todas las formas de vida y energía, nos estamos transformando y convirtiendo en algo distinto de lo que hemos sido. El cambio es la característica de la vida. Esto es igualmente cierto para un microbio, un ser humano o una inmensa galaxia.

Hay dos maneras de saber algo: una es a través de un análisis racional y la otra es a través de la mente intuitiva. Puedes describir el agua de una manera científica racional y entenderla entrando al laboratorio para estudiarla como un científico, o puedes sumergirte en ella y conocerla.

Cuando participamos en las Ceremonias Espirituales de los Nativos Americanos estamos practicando la transformación Espiritual directa. Queremos hacer Espíritu de la Materia o hacer Materia del Espíritu. Por ejemplo, cuando fumamos la pipa sagrada o cuando decimos una oración, cambiamos la materia en Espíritu. Y a la inversa, cuando hacemos una Búsqueda de Visión o una Ceremonia de Temazcal buscamos el Espíritu y cambiamos Espíritu en Materia. No es una Ceremonia de cambio en un solo sentido. La Materia se convierte en Espíritu y el Espíritu se convierte en Materia. Es un intercambio cíclico de energía ascendente y descendente que nos lleva a planos superiores.

El Sol es la manifestación física y más allá está el Espíritu. Mi Maestro, el Maestro Estrada, siempre me decía que la transformación no es producto de la magia, sino que nuestras experiencias y pensamientos cotidianos nos enseñan todo lo que necesitamos aprender. El aprendizaje es siempre un proceso largo y lento y no termina cuando uno muere.

La Ceremonia describe el ciclo de la vida. Cuando entiendes la Ceremonia entiendes tu camino, ya que es análoga a los caminos de la vida. Lo que aprendes en la Ceremonia necesitas llevarlo a tu vida diaria. Utilizamos las herramientas de la Ceremonia para traer Espíritu al mundo ordinario.

En este momento está oscuro aquí en el Temazcal y parece que no hay nada aquí, sin embargo está lleno de todos nosotros. Cuando abramos la puerta veremos la primera luz y tomaremos la primera bocanada de aire, como en el momento del nacimiento, y esa luz nos mostrará la dirección a seguir. Es muy importante reconocer la importancia de ese aliento primario porque esa es la señal de que has nacido en tu cuerpo físico y desde ese momento sabrás la dirección a seguir.

Nosotros venimos del Sol. Si venimos de ahí y evolucionamos podemos entender la ilusión de la separación, esa sensación de que somos diferentes completamente uno de otro, cuando en realidad somos uno todos juntos y una parte del Sol.


Chief Oscar Moreno is a traditional Elder, a Sun Dance Chief at the Rosebud Sundance at Crow Dog’s Paradise, Lakota Territory and a member of the Council of Chiefs. This transcription is from words spoken at Sundance on August 2nd, 2010.

Copyright 2010 Chief Oscar Moreno 
All Rights Reserved
 
Posted 4th August 2010 by The Empowerment Weekly

¿Sabes lo que estás sintiendo? por Peter Bregman



Traducción del inglés al español

Desde que nos conocimos, hace 23 años, mi esposa Eleanor y yo hemos gastado mucho tiempo, dinero y energía en nuestro desarrollo. Individualmente y juntos, hemos tomado talleres, estudiado meditación, practicado yoga, escrito en revistas, hablado acerca de nuestros sueños, participado en programas de formación y hemos ido a terapia.
Hace unas semanas, estábamos dando un paseo a lo largo de un camino rural, cuestionándonos por qué lo hacemos. ¿Es todo este trabajo interior, una simple obsesión? ¿O afecta nuestras vidas de una manera real? Justo cuando estábamos estudiando la pregunta doblamos en una curva y escuchamos una ruidosa fiesta en una casa ubicada a un lado del camino. Cuando nos acercamos a la casa pudimos ver que el patio estaba llenó con una docena de universitarios bebiendo y bromeando entre ellos.

Mi cuerpo se tensó y mis emociones se intensificaron. Sentí una mezcla de miedo, inseguridad, competitividad y celos. Los vi como el tipo de chicos por los que Eleanor podría sentirse atraída - grandes, alfas, seguros de sí mismos – y me sentí inferior. ¿Qué me hizo sentir agresivo hacia ellos? Me tomó un minuto darme cuenta de lo que estaba sintiendo y por qué. Me volví a Eleanor y le dije lo que sentía. Ella se rió; también se sintió agresiva y tuvo una inmediata respuesta instintiva y emocional, pero contraria a la mía. Ella los vio desagradables, indiferentes, sexistas y poco atractivos. Se sentía superior a ellos. Y ofendida porque ellos probablemente terminarían teniendo influencia en nuestro mundo.

En apariencia es simple pero en realidad fue muy difícil y dos cosas crucialmente importantes sucedieron en esos pocos segundos: nos dimos cuenta de lo que estábamos sintiendo y hablamos sobre ello.
Ser capaz de sentir es una hazaña en sí. A menudo gastamos mucho esfuerzo inconsciente para ignorar lo que sentimos porque podría ser doloroso. ¿Quién quiere ser miedoso, celoso o inseguro? Así que reprimimos los sentimientos, los ignoramos, nos distraemos trabajando  o en pequeñas banalidades.

Pero el hecho de no reconocer un sentimiento no significa que desaparezca. De hecho, es justo lo contrario. No  sentir algo garantiza que no se irá. Los sentimientos no reconocidos hierven bajo la superficie, esperando para abalanzarse sobre inocentes y desprevenidas personas. Tu gerente no responde a un correo electrónico, lo cual te hace sentir vulnerable - aunque no lo reconoces - y luego terminas gritándole a un empleado por algo sin relación al asunto. ¿Por qué? Porque la ira se enroscó en tu cuerpo, preparada, tensa, luchando por salir. Y es más seguro gritarle a un empleado que enfrentar un incómodo reclamo con un gerente.

Este es un problema particularmente perjudicial en nuestros centros de trabajo, enfocados en la híper eficiente productividad, donde a menudo se siente el riesgo de no sentir alguna emoción. Estamos esperando superar cosas, concentrarnos en el trabajo y no distraernos. Pero la represión no es una estrategia efectiva. Es donde nace la agresividad pasiva. Es la base de las  organizaciones políticas más disfuncionales. Y debilita la colaboración integral de cualquier empresa.

Una mujer con quien trabajo interrumpió una conferencia que yo estaba dando y me pidió que procediera de manera diferente con las sesenta personas que estaban en el salón. Hice una decisión rápida para no entrar en discusión en el escenario y continué de la manera que ella me lo pidió. La presentación salió bien. Pero ella no necesitaba interrumpirme, la presentación habría ido bien de cualquier manera. Yo estaba enojado. Me sentía pisoteado. Y creía que ella priorizaba su agenda sobre la de nosotros dos. Quería vengarme de ella. Quería avergonzarla de la misma forma en que me avergonzó. Yo quería hablar con todas las demás personas sobre ella y lo que hizo, para ganar su simpatía y apoyo. Quería sentirme mejor.

Pero no hice nada de inmediato. Y, como me quedé con ese sentimiento, me di cuenta que mientras sentía ese torbellino de emociones, más ofendido y sin confianza me sentía. Reuniendo todo mi coraje, le envié un correo, reconociendo el reto que era hacer decisiones en ese momento, pero haciéndole saber que me sentí ofendido y receloso. Ella me envió de vuelta un asombroso correo, reconociendo su error y agradeciendo mi voluntad de hacerle saber que ella perdió la postura. Y con eso, toda mi rabia se desenrolló y disipó.

Tal vez tuve suerte. Ella pudo haberme dicho en su email que fuí incompetente, monopolizando el escenario y que me comunicaba mal. Pero, honestamente, eso habría estado bien también - porque hubiera aprendido algo de eso, incluso aunque me sintiera incómodo en este momento. Lo más importante para mí es que nuestra relación se fortaleció debido a ese incidente. Pero ¿Y si la hubiera criticado a sus espaldas, construyendo una coalición de apoyo para mí y de mala fama hacia ella? Se habría sentido bien en el momento, pero, al final, me habría afectado a mí, a ella y a la organización.

Parece fácil saber lo que estás sintiendo y expresarlo. Pero se necesita mucho coraje. Estuve tentado a escribirle un correo electrónico acerca de mi ira, lo que habría sido más seguro y me mantendría en un sentimiento de poder. El dolor se siente más vulnerable que la ira. Pero ser capaz de comunicar mis verdaderos y vulnerables sentimientos, hizo toda la diferencia en cómo nos relacionamos entre sí.

¿Cómo se llega a esos sentimientos? Toma un poco de tiempo y espacio para preguntarte lo que realmente sientes. Sigue preguntándote hasta que percibas algo que sientas un poco peligroso, un poco arriesgado. Esa sensación es, probablemente,  por qué estás inseguro de sentirla y es una buena señal de que estás listo para comunicarte.

Es contra-intuitivo: Espera para comunicarte hasta que sientas la comunicación vulnerable. Es una buena regla de oro.
Si yo no hubiera hablado con Eleanor acerca de lo que estaba sintiendo cuando vimos el patio lleno de bebedores universitarios, yo me habría percibido como estorbo para ella, buscando algo que me  asegurara que me amaba. Y, si no lo hubiera conseguido -aparte de que ella no hubiera tenido idea de lo que pasaba en mi cabeza- me hubiera vuelto distante, resentido e inseguro. Pero en cambio, reímos y nos concentramos en otra conversación más interesante. Al parecer, toda esa obsesión impacta de manera real nuestras vidas. 


Peter Bregman is the CEO of Bregman Partners, Inc., a global management consulting firm which advises CEOs and their leadership teams. He speaks, writes, and consults about how to lead and how to live. He is the author, most recently, of 18 Minutes: Find Your Focus, Master Distraction, and Get the Right Things Done.
 
Photo credit: CONFLICT IN OFFICE
© Edward Bartel | Dreamstime.com

martes, 21 de agosto de 2012

Cómo vivir Infelices siempre por Augusten Burroughs

 Traducción del inglés al español


"Yo sólo quiero ser feliz". No puedo pensar en otra frase capaz de causar más miseria e infelicidad permanente. Con la posible excepción de: "Cariño, estoy enamorado de tu hermana menor."

F. Martin Ramin del The Wall Street Journal dice que en nuestra súper positiva sociedad, tenemos una política de tolerancia cero por la negatividad. Pero ¿Quién se siente de maravilla todo el tiempo? 

A primera vista, parece muy inocente. Los niños sólo quieren ser felices; lo mismo ocurre con los cachorros. Ser feliz parece un deseo sano y normal, al igual que deseamos respirar aire puro o comprar solamente en Whole Foods (tienda de productos naturales y orgánicos).

Sin embargo, "yo sólo quiero ser feliz" es un agujero en el piso cubierto con una alfombra. Porque una vez que lo dices, la implicación es que no lo eres. El "Yo sólo quiero ser feliz" es una trampa para osos y hasta que definas con precisión lo que significa "feliz" nunca lo vas a sentir. Lo que sea que signifique ser feliz para ti, necesita ser específico y posible también. Cuando tengas un plan para la felicidad, ponlo en práctica y ve qué necesitas cambiar para que se ajuste a lo que imaginas.

Sin embargo, esta receta de definir la felicidad y alimentarla con tu vida para conseguirla funcionará para algunos, pero no para otros. Yo soy uno de los otros. Yo no soy una persona feliz. Hay cosas que me hacen experimentar la alegría. Pero la alegría es una emoción pasajera, como un estornudo muy largo. La mayoría del tiempo lo que yo siento es interés… o me siento melancólico. Y también con frecuencia siento ternura, enojo, confusión, miedo, desesperanza. Todo eso no agrega nada a lo que yo llamaría felicidad. Pero estoy pensando: ¿Es eso tan terrible?

Conozco a un físico que ama su trabajo. La gente confunde su constante dedicación con infelicidad. Pero él no es infeliz. Él está ocupado. Apuesto que cuando muera, habrá un libro sobre su pecho. La gente que no es feliz por naturaleza, se esmera en conseguirla. Ser una persona infeliz no quiere decir que debas estar triste o pesimista. Puedes estar interesado, en vez de feliz.

Puedes estar fascinado en lugar de feliz. La barrera para esto, por supuesto, es que en nuestra súper positiva sociedad, tenemos una muda política de tolerancia cero para la negatividad. Bajo este  paraguas, la negatividad es básicamente todo lo que no es súper positivo. En verdad, ¿Quién de nosotros tiene un “maravilloso” día todos los días? ¿Quién se siente "terrible, gracias” todo el tiempo?

La ira y la negatividad también tienen su utilidad. En lugar de tratar de aliviar algunas de las emociones incómodas y desagradables que sientes por "tratar de ser positivo" mejor trata de ser negativo. En serio, pruébalo alguna vez. Esto te ayudará a  acercarte a lo que en realidad sientes:  “Me siento impotente y estúpido”. Y como fracasado por sentirme de esta manera.  Tratar de ser positivo y optimista me hace sentir enojo y al enojarme me siento derrotado”.

Si así es como te sientes – al menos sientes -  entonces tienes una base, has establecido un piso sólido de referencia. A veces, con sólo permitirte sentir cualquier emoción, sin juicio o censura, puede disminuir la intensidad de esas emociones negativas. Casi como si estuvieras dejándolas salir al patio a correr para gastar parte de esa energía.

Como resultado de la idea de que todos debemos ser felices y positivos todo el tiempo, es que todos debemos ser "curados". Cuando yo tenía 32 años, alguien a quien yo amaba murió en un colchón individual con cubierta plástica en un hospital de Manhattan. Su muerte no fue inesperada, me había preparado años antes, como si estudiara una carrera. Cuando él murió, yo estaba tan aturdido como si lo hubiera asesinado un piano cayendo desde lo alto de un edificio. Yo estaba totalmente desprevenido.

No sabía qué hacer con mi cuerpo físico. Me tomó alrededor de un año dejar de pensar; como loco, quería reunirme con él en mi sueño. Cuando al fin pensé que se había ido, comencé la etapa siguiente: la espera. Esperar la sanación. Esto duró varios años.

La verdad sobre sanar es que salud es una palabra de televisión. ¿Alguien cercano a ti murió?, nunca sanarás. Lo que ocurrirá es que en los primeros días la gente que te rodea tocará tu hombro, esto te asustará y recordarás que tienes que respirar. Sentirás como si de pronto fueras a morir de causas naturales, el peso de la pena será físico y casi insoportable.

Finalmente, te ducharás y saldrás de casa. Tal vez al año puedas ver una película. Y un día alguien va a decir algo que te hará reír. Y te cubrirás la boca con la mano porque reíste y esa risa te romperá el corazón, la sentirás como una traición, ¿Cómo puedes reír?

Con el tiempo, a tus amigos les parecerá que te has recuperado de la pérdida. Todo lo que realmente sucedió, pensarás, es que ese hueco en tu vida se ha reducido lo suficiente para ser ocultado por una risa. Es más, te sentirás presionado de que sea verdad. Podrás sentir que ha pasado "suficiente" tiempo; que esa herida ya no debería estar allí.

Sin embargo, las heridas son cosas interesantes. Lo que pasa es que los seres humanos somos capaces de vivir bien con muchos huecos de diversos tamaños y formas. El placer, el amor, la compasión, la realización; estas cosas no se escapan de los agujeros de ningún tamaño. Así que podemos estar llenos de huecos, pérdidas y grandes heridas por sanar, y al mismo tiempo estar motivados por la vida, enamorados y contentos. Esta es una de las más antiguas, profundas y primordiales verdades: Los sucesos de la vida pueden ser, a veces, dolores insoportables. Pero el núcleo, los huesos de la vida, son generosos más allá de toda razón o creencia. Esas cosas que deberían matarnos no lo hacen. Esto debe tomarse como un estímulo para continuar.

La verdad sobre la sanación es que no necesitas sanar para estar entero. Y por entero, me refiero a que no perdiste parte de quien eras, tu corazón, siente como si faltara una de tus partes más importantes. Y sin embargo, no has perdido ninguna de ellas. Eres, en verdad, más grande de lo que eras antes.

La experiencia humana pesa más que el tejido humano.

Adapted from "This Is How: Proven Aid in Overcoming Shyness, Molestation, Fatness, Spinsterhood, Grief, Disease, Lushery, Decrepitude and More. For Young and Old Alike," by Augusten Burroughs. To be published Tuesday by St. Martin's. A version of this article appeared May 5, 2012, on page C3 in some U.S. editions of The Wall Street Journal, with the headline: How to Live Unhappily Ever After.


Photo credit:
MONSTER SMILEY
© Rocky Reston | Dreamstime.com

martes, 7 de agosto de 2012

Sentarse y observar por Leo Babauta




Traducción del inglés al español

"No importa lo que hay en el camino o en qué dirección el viento sopla ... me sentaré aquí a ver el rio fluir." ~ Bob Dylan

¿Ha sentido alguna vez que vamos corriendo por la vida, que estamos atrapados en el ajetreo y que la vida transcurre casi sin darnos cuenta?

Tengo esta sensación todo el tiempo.

El antídoto es simple: sentarse y observar.

Toma un minuto de tu ocupado día para sentarte conmigo y hablar. Imagínate por un momento que estás en medio del tráfico - vas conduciendo, estresado por la gran cantidad de carros, tratando de llegar a alguna parte antes de que sea tarde, enojado con los demás conductores que son groseros o tontos, completamente centrado en seguir tu camino a través de esta jungla de metal y asfalto. Ahora has llegado al final, uf! lo lograste, maravilloso, y estás retrasado sólo unos minutos ... pero, ¿Te fijaste en el paisaje que había? ¿Hablaste con alguna de las otras personas que estaban en tu camino? ¿Disfrutaste el paseo?

No, probablemente no. Estabas tan concentrado en llegar a tu destino, en los detalles de manejar, en el estrés de conducir, que no tuviste tiempo de ver el entorno, las personas cercanas, o el maravilloso viaje. Así andamos en la vida.

Ahora imagina que te detuviste, te bajaste del coche y encontraste un lugar para sentarte cubierto de hierba. Y miras pasar los coches a toda velocidad. Y ves el pasto que se mueve suavemente con el viento, las bandadas de pájaros formando figuras en el vuelo y las nubes mirándote perezosamente.

Siéntate y observa.

Nosotros no hacemos esto, porque es inútil hacer algo que no es productivo, que no mejora nuestras vidas. Pero, como escribió Alan Watts en El camino del Zen:

"Como el agua turbia que se aclara al dejarla en paz, se podría argumentar que quien se sienta en silencio y no hace nada, está haciendo una de las mejores contribuciones a un mundo en turbulencia."

Es interesante, también, lo que vemos cuando nos sentamos y observamos. Nos daremos cuenta de que los demás van apurados, preocupados, enojados, y en ellos nos vemos reflejados. Veremos a los niños riendo (o llorando) con sus padres y pensamos  en lo que perdemos al andar apresurados por mejorar nuestras vidas.

Más interesante es lo que ves cuando te sientas y te observas. Aprendes a salirte de tí mismo y actuar como un observador. Ves tus pensamientos y aprendes más sobre ti de lo que podrías si estuvieras apurado haciendo cosas. Ves tus dudas, te criticas, y te sorprendes de dónde vienen (¿un mal incidente en la infancia, tal vez?) y te preguntas si eres tan inteligente para dejarlas ir. Ves tus razonamientos y te percatas que son tonterías, y aprendes a dejarlos ir también. Ves tus temores y te das cuenta como te limitan, entonces mentalizas que puedes quitarles su poder con sólo sentarte y verlos, sin actuar sobre ellos.

Al sentarte y observar, llegarás a conocerte a ti mismo.

Aprendes las lecciones más valiosas de la vida, sentándote y observando.

Y como sabemos por el efecto del observador en la física, observando, podemos cambiar lo que vemos.

Tómate unos minutos hoy para sentarte y observar. Eso podría cambiar tu vida.


fuente: www.zenhabits.net