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martes, 22 de marzo de 2011

Una Visión por Pedro Magaña

Tal vez usted ha pensado en varias ocasiones que las cosas andan muy mal en todos sentidos y que por lo tanto, no significaría nada el hecho de que usted quisiera cambiar. 


Tome en cuenta la siguiente lectura y piense en ello nuevamente.

Imagínese que es un observador, que se observa a sí mismo en su caminata diaria por el malecón costero y disfruta del hermoso paisaje matutino, el mar, las olas, los peces que saltan o los que puede ver gracias a la transparencia del agua y gente, mucha gente que al igual que usted respira profundamente el aire matinal, luego voltea hacia la montaña, ¡guauuu, qué maravillosamente se impone ante nosotros!, más abajo nota que han caído unas rocas, incluso unas llegaron hasta la carretera, inmediatamente piensa que podrían ser peligrosas pero ese no es su trabajo y decide continuar su camino.

Casi inmediatamente pasa un vehículo por encima de una de esas rocas,  de tal manera que la dispara a gran velocidad, alcanzando en su trayectoria la cabeza de un paseante.

El hombre cae y su acompañante no sabe que está sucediendo, pero la abundancia de sangre sugiere la necesidad de una ambulancia. La cual llega demasiado tarde, el hombre ha muerto.

Se hace el caos, se ha perdido un esposo, un padre o un hijo... desesperación, llanto, angustia, impotencia, son ahora los protagonistas, todo, absolutamente todo ha cambiado para esa familia, la orfandad, la viudez, esto es muy muy triste… es mejor regresar en el tiempo, al punto en que retiramos la roca y nada de esto sucedió.

La única forma de hacer algo valioso, es hacerlo antes de que suceda, no importa que nos parezca una acción sin importancia.

¿Piensa que esto puede suceder? Eso nadie se lo puede asegurar, lo que sí sabemos es que el futuro lo forjamos con las acciones del presente.