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martes, 31 de mayo de 2011

El Cuerpo emocional, Parte 5. El ego en movimiento por Elena Moreno


Traducción del inglés al español


Las emociones relacionadas con los sentimientos y estados  de  ánimo proceden de la segunda parte del cerebro conocida  como  el  vástago límbico o cerebro de los mamíferos, y parece tener un significado más moderno, ya que mide la fuerza o debilidad del ego. Y  uno se pregunta, "¿Esta situación me hace más o me hace menos?". La instintiva emoción reptiliana  y   las emociones de mamíferos  nos dan los niveles de supervivencia, pero en un contexto diferente. En el caso de las emociones del reptil, podemos ver claramente el instinto de supervivencia de la edad de la dominación, la seguridad, el apareamiento, el aseo, la recolección de alimentos y el acaparamiento. Las emociones de los mamíferos tienen que ver más con la supervivencia del sentido de nuestro ego. El  dolor, el miedo, la envidia, el odio, la avaricia, la vergüenza, la aflicción, todos estos son ejemplos de las emociones que sentimos cuando nuestro sentido del "yo" se reduce o parece ser "menos". Los siguientes son ejemplos de emociones que nos advierten  de una disminución del ego  o pérdida de la autoestima:


·         Un compañero de trabajo hace un comentario insultante  y me siento herida y despreciada.
·         Mi vecino compra un coche nuevo y  siento envidia.
·         Roban mi casa y me siento enojada y vulnerable.
·         Siento pena porque mi abuela murió.
·         Siento rechazo porque tuve que divorciarme.
·         Estoy de mal humor porque no puedo permitirme el lujo de tomarme unas vacaciones.
·         Estoy deprimida porque perdí mi trabajo.

Orgullo, amor, devoción, emoción, entusiasmo, generosidad, placer, euforia,  cariño y  ternura son ejemplos de algunas emociones que podemos experimentar cuando nuestro "yo" se siente reforzado.

Las siguientes son las referencias que hablan del "yo" de una manera positiva, expansiva y mejoran la auto-estima:

·         Me siento orgullosa porque he ganado el concurso. - Siento emoción porque él me besó.
·         Me siento feliz porque gané mi partido de tenis.
·         Estoy de buen humor porque me llamó mi novio. - Estoy muy contenta, recibí una promoción.
·         Me siento bien conmigo misma cuando hago trabajo voluntario.
·         Siento ternura por mi perro porque  está  muy delicado.

Curiosamente, podemos optar por reforzar  "más" o "menos" los sentimientos y estados de ánimo. A veces, cuando estoy muy enojada, no quiero calmarme,  quiero seguir enojada, herida  y  molesta. Puedo recordar momentos en los que he mantenido  mi enojo, como si se tratara de un pequeño tesoro que sacaba cada vez que quería justificar mi mal comportamiento. Un hábito muy malo que espero haber dejado atrás. También he aprendido a sembrar el tipo de acciones que me hacen sentir bien conmigo misma. Ya sean positivas o negativas,  debemos tener cuidado de no permitir que nuestro cuerpo emocional pueda hacernos creer cosas sobre nosotros mismos y los demás que en realidad no son ciertas. Por desgracia, la objetividad, aunque muy importante, con frecuencia escasea cuando nuestras emociones están desbordadas.
Hay una maravillosa historia nativa americana llamada "Dos lobos."

Una noche, un viejo Cherokee le platicó a su nieto sobre la batalla que llevamos dentro. Dijo: "Hijo mío, la batalla es entre dos" lobos "que viven dentro de  nosotros".

"Uno es la ira, la envidia, los celos, la tristeza, el pesar, la avaricia, la arrogancia, la autocompasión, la culpa, el resentimiento, la inferioridad, las mentiras, la falsa superioridad, el orgullo y el ego.
El otro es la alegría, la paz, el amor, la esperanza, la serenidad, la humildad, la bondad, la benevolencia, la empatía, la generosidad, la verdad, la compasión y la fe."

El nieto pensó por un minuto y luego le preguntó a su abuelo, "¿cuál lobo gana?"

El viejo Cherokee simplemente respondió: "El que tú alimentes."

El cerebro de los mamíferos, aunque no tan antiguo como el cerebro reptil, aún no está muy maduro. Imaginemos que el cerebro reptiliano  es el bebé/niño, el cerebro de los mamíferos el adolescente, y la neo corteza el adulto. El cerebro de los mamíferos es más sofisticado y variado, es el que interpreta las sensaciones, los sentimientos o estados de ánimo que se manifiestan. Por ejemplo, mientras que el cerebro reptiliano  se asegura de  no morir de hambre, el cerebro de los mamíferos le da la capacidad para disfrutar la comida. El cerebro  reptil es instintivo y genera sentimientos de lujuria, pero el cerebro de los mamíferos puede dar un paso superior e interpretar los sentimientos de amor. Aún así, sin embargo, el cerebro de los mamíferos no está bien conectado con el cerebro racional  y a menudo no se hace un buen juicio.  Con frecuencia cuando queremos algo fervientemente, lo conseguimos, y  casi inmediatamente  pierde el poder de atracción.  Cuando nuestro cerebro racional quiere actuar con responsabilidad y disciplina  el cerebro de los mamíferos le priva ese sentimiento y anula las intenciones racionales del pensamiento. Recuerda los propósitos de año nuevo.

Piensa en las emociones positivas y negativas que has sentido recientemente. Trata de identificar la causa  por la cual te sentías "más" cuando  experimentaste la emoción positiva, y la causa raíz que te provocó sentirte menos. ¿La  respuesta emocional negativa es tu respuesta?  Por ejemplo: la pregunta ¿por qué te molesta que tu prójimo,  compre un coche nuevo cuando  tú  no puedes?

¿Tienes conflictos emocionales? Por ejemplo: el cerebro racional quiere beber menos alcohol, pero te tomas un vaso de vino en la cena. El cerebro de los mamíferos se siente privado y  da excusas de por qué un vaso de vino es bueno. Observa cómo se procesa este tipo de separación emocional. ¿Quién ganará la pelea? ¿Por qué?

¿Cómo  seleccionas tu ropa, con el cerebro racional o el cerebro de mamífero? ¿Son tus decisiones un sentimiento impulsivo o intelectual? ¿Vas por el estilo o por el confort? ¿Por la nutrición o el sabor?  ¿Compras un vehículo por razones prácticas, un flashazo o una recomendación?


El viejo Cherokee simplemente respondió: "El que tú alimentes."

El cerebro de los mamíferos, aunque no tan antiguo como el cerebro reptil, aún no está muy maduro. Imaginemos que el cerebro reptiliano  es el bebé/niño, el cerebro de los mamíferos el adolescente, y la neo corteza el adulto. El cerebro de los mamíferos es más sofisticado y variado, es el que interpreta las sensaciones, los sentimientos o estados de ánimo que se manifiestan. Por ejemplo, mientras que el cerebro reptiliano  se asegura de  no morir de hambre, el cerebro de los mamíferos le da la capacidad para disfrutar la comida. El cerebro  reptil es instintivo y genera sentimientos de lujuria, pero el cerebro de los mamíferos puede dar un paso superior e interpretar los sentimientos de amor. Aún así, sin embargo, el cerebro de los mamíferos no está bien conectado con el cerebro racional  y a menudo no se hace un buen juicio.  Con frecuencia cuando queremos algo fervientemente, lo conseguimos, y  casi inmediatamente  pierde el poder de atracción.  Cuando nuestro cerebro racional quiere actuar con responsabilidad y disciplina  el cerebro de los mamíferos le priva ese sentimiento y anula las intenciones racionales del pensamiento. Recuerda los propósitos de año nuevo.

Piensa en las emociones positivas y negativas que has sentido recientemente. Trata de identificar la causa  por la cual te sentías "más" cuando  experimentaste la emoción positiva, y la causa raíz que te provocó sentirte menos. ¿La  respuesta emocional negativa es tu respuesta?  Por ejemplo: la pregunta ¿por qué te molesta que tu prójimo,  compre un coche nuevo cuando  tú  no puedes?

¿Tienes conflictos emocionales? Por ejemplo: el cerebro racional quiere beber menos alcohol, pero te tomas un vaso de vino en la cena. El cerebro de los mamíferos se siente privado y  da excusas de por qué un vaso de vino es bueno. Observa cómo se procesa este tipo de separación emocional. ¿Quién ganará la pelea? ¿Por qué?

¿Cómo  seleccionas tu ropa, con el cerebro racional o el cerebro de mamífero? ¿Son tus decisiones un sentimiento impulsivo o intelectual? ¿Vas por el estilo o por el confort? ¿Por la nutrición o el sabor?  ¿Compras un vehículo por razones prácticas, un flashazo o una recomendación?