twitterfacebookgoogle plus
linkedinrss feedemail

martes, 28 de junio de 2011

El Cuerpo emocional, Parte 9. Controla tus emociones por Elena Moreno


Traducción del inglés al español

Nuestro cuerpo emocional es un vasto arco iris de sutiles matices del sentimiento que le da contexto, textura, forma y dimensión a lo que sería una existencia plana. Es nuestra capacidad de amar a nuestros hijos, disfrutar de una buena botella de vino, apreciar la belleza de una rosa y lamentar la pérdida de un amigo. Es el sentimiento, la pasión, la simpatía y el arte en nuestra existencia. Sin embargo, como todos hemos experimentado, nuestros sentimientos a menudo dominan nuestra vida de forma desproporcionada. Esto no quiere decir que nuestros sentimientos no sean absolutamente importantes, pero todos tenemos que aprender a permitir que nuestro cuerpo emocional brille en el papel de apoyo para el cual está destinado. 

·         Echemos un vistazo a algunos de los desafíos que enfrentamos al tratar con nuestras emociones: 

Nuestras emociones no sólo son capaces de influenciar, también tienen el potencial para dominar nuestro cuerpo físico y manipular nuestro pensamiento.

·         Nuestras emociones pueden anular nuestro cerebro racional si se lo permitimos. 

·         Una vez que se han activado las emociones, pueden ser increíblemente difíciles de desactivar. 

·         Debido a que nuestras emociones son irracionales no resuelven problemas y pueden desencadenar conductas irreflexivas. 

·         Los defectos de percepción de nuestro cuerpo emocional son de vital importancia para nuestro "yo". Nuestro ser esencial, deberá estar a cargo, no el ego emocional o el "yo" de la personalidad.

Es muy claro que tanto nuestro cuerpo emocional, como nuestro cuerpo físico, son parte del yo personal y están dominados por el ego. Porque Cuando está despierto,  tratará de gobernar nuestras acciones e insistirá en  prevalecer. Todos hemos estado ahí y sabemos lo importante que es no permitir que esto suceda. Lamentablemente, esto no es muy fácil de lograr, sobre todo cuando estamos atrapados en una situación intensa. Cuando nuestro cuerpo emocional está dando las órdenes, nuestras pasiones tienen el control. 

Todos tenemos esos momentos difíciles cuando tratamos pacientemente de controlar nuestro temperamento, y de repente  perdemos el control y caemos en una rabieta.  Aun que el colesterol esté alto, no puedo dejar de comer helado de chocolate,  ¿Por qué gritar palabras hirientes en un momento de enojo? Aun cuando sé que lo que estoy haciendo está mal, es muy difícil de parar en ese momento de pasión. ¿Cuántas resoluciones de buenas intenciones quedan en el camino porque no pueden disciplinarse los deseos? 

Nuestras emociones realizan una positiva y muy útil función de protección, la clave, sin embargo, es que necesitan estar a nuestro servicio, y no nosotros a su merced. Si la situación requiere una acción inmediata, hay que actuar. 

¡Fuego! ¡Corre!;
¡Roca en el camino! ¡frenos! Haz lo que se necesites para salvarte. Pero, si las circunstancias lo permiten, toma tiempo para pensar. Sé que esto no es fácil. Es muy difícil pensar de qué manera se puede salir de la depresión, del mal humor, del deseo intenso o un frenesí emocional, porque el cerebro racional no está activado. Son esos momentos en que debemos salir de nuestro cuerpo emocional y pensar. Parar, caminar un poco si es necesario y respirar. 

 Me parece que tendrás más éxito si puedes cambiar tu enfoque haciendo algo intensamente físico. ¿Cuáles son algunas maneras de hacer esto? Camina forzándote un poco. Pon tu música favorita y baila. Limpia la casa, canta, ve a una clase de yoga o aeróbicos. Nadar, correr, respirar, respirar y respirar! Tienes que pasar esa situación y darte la oportunidad de cambiar tu perspectiva. 

Deja de inmediato la situación pasada. Logra que tu cabeza este en un lugar donde puedas hacerte algunas preguntas simples. 

1. ¿Es esto lo que realmente quiero hacer? 

2. ¿Mis acciones son racionales? 

3. ¿Qué está pasando ahora? (Ser maduro... ¿Los zapatos Capizio realmente son importantes para mí vida ahora?) 

4. ¿Estoy siendo justa y honesta en mis juicios? 

5. ¿Cuáles son las consecuencias de mis acciones? ¿Puedo manejar las consecuencias? 

6. ¿Cuáles son mis alternativas? 

7. ¿Realmente necesito una gratificación inmediata? ¿Comer una nieve realmente resolverá mi problema? 

8. ¿Hay alguna otra forma de sentirse segura y cómoda? 

9. ¿Actúo con buen juicio, aquí y ahora? 

10. ¿Cuál es mi intención? 

11. ¿Por qué quiero decir esto? ¿Cómo puedo expresar mis sentimientos de una manera que sean escuchados? 

12. ¿Es esta la acción correcta? ¿Por qué? 

13. ¿Es realmente necesario resolver esto ahora? 

14. ¿Qué pude hacer para provocar esta situación? 

15. ¿Tengo que pedir disculpas? 

16. ¿Es un compromiso posible? 

17. ¿Tengo expectativas razonables? 

18. ¿Estoy en peligro? ¿Estoy siendo víctima de abuso? ¿Soy abusiva? 

19. ¿Es la venganza realmente la respuesta? 

20. ¿Necesito ayuda? Si es así, ¿A quien puedo recurrir? ¿A dónde puedo ir? 

Una vez que hayas recuperado algo del sentido del equilibrio, haz lo siguiente: 

1.       Siéntese en silencio y poco a poco piensa en la situación. 

2.       Formula un plan claro y escríbelo punto por punto. 

3.       Actúa según tu plan. 

4.       Ve marcando cada punto a medida que realizas la acción correspondiente para que puedas ver el avance que llevas de tu plan.