Desde el TODO, que se considera puro espíritu, hasta la
forma más burda de materia, todo está en vibración: cuanto más alta es ésta,
tanto más elevada es su posición en la escala.
La vibración del espíritu es de
una magnitud infinita; y es tanta, que se puede considerar prácticamente como
si estuviera en reposo, de la misma forma que vemos una rueda que gira
rápidamente y nos parece que está sin movimiento. Y en el otro extremo de la
escala hay formas de materia tan densa, que su vibración es tan débil que
parece también estar en reposo.
Entre ambos extremos
hay millones de millones de grados de intensidad vibratoria. Desde el
corpúsculo y el electrón, desde el átomo y la molécula, hasta el astro y los
universos, todo está en vibración. Y esto rige por igual en todo lo que
respecta a los estados o planos de la energía o fuerza (lo cual no es más que un
determinado estado vibratorio), y a los planos mentales y espirituales.
El Kybalión, por Tres Iniciados