Dado
que nos acercamos ya a las fiestas decembrinas y esperamos con ansia el 24 de
diciembre para cenar con la familia y festejar la Navidad, les compartimos unos
párrafos del libro “Enseñanza Viviente”, del S.M.H. Dr. José Manuel Estrada,
quien nos habla del significado esotérico de esta tradicional celebración mundial:
La
Navidad o Natividad del Señor vista desde el ángulo estrictamente esotérico, es
un acontecimiento cósmico: aunque no hubiese nacido Jesús el Cristo, la
Natividad del Señor no hubiese dejado de existir; ya que en última instancia,
el nacimiento de Cristo no es otra cosa que la expresión gramatical para
definir una frecuencia vibratoria de la mente cósmica denominada –por la
sutileza de su onda- vibración crística o espíritu crístico. Este tipo de
vibración que por su alta frecuencia lo denominamos espíritu, se encuentra en
forma potencial en el núcleo o corazón mismo de los soles que pueblan el
universo infinito.
Este
potencial espiritual, trasfondo de la energía solar, es el que tiene el control
de la evolución del sistema planetario. Se manifiesta en forma de “diástole” y “sístole”
obedeciendo a la ley universal de expansión y contracción por la cual nuestra
Galaxia se encuentra en su período de expansión. Obedeciendo a esta ley, la
energía espiritual solar entra en su período de “diástole” el 21 de diciembre
que se supone –simbólicamente hablando- debe ser el día más frío del año en el
hemisferio norte y es el día más corto para el mismo hemisferio. Esta diástole
se extiende hasta el 21 de junio, día más corto y que se supone es el más frío
del hemisferio sur.
Esotéricamente
hablando, el hemisferio norte vibra con el Sol y el hemisferio sur con la Luna.
Por esto, en la evolución del planeta, el hemisferio norte va a la cabeza. Es
así como la Pascua, que es la celebración del nacimiento del niño Dios, lo es
para todo el planeta. En esta forma el 21 de diciembre comienza la diástole
espiritual en el núcleo solar y se expande a la periferia del sistema
planetario, imantando a todos los planetas. Siendo la Tierra un planeta
habitado por seres humanos, con una psiquis en evolución espiritual crística,
éstos la traducen en concepción mística, de donde surge el nacimiento del Niño
Dios el 24 de diciembre para todo el planeta.
La palabra Pascua viene del latín
“pascha” que a su vez viene de la palabra hebrea que significa “paso” o sea que
el nacimiento de Cristo es el símbolo del paso en la humanidad del estado de
conciencia humano al Crístico, el brote de la luz en la oscuridad: el 21 de
diciembre astrológicamente haciéndolo, procedente de la mansión de la Luna (21
de junio Cáncer) el Sol penetra en los dominios de Saturno o sea Capricornio y
así, como dos cables electrónicos se juntan para producir la chispa que efectúa
la luz, así el positivo Sol (luz física) con el negativo (luz negra) Saturno,
se juntan para producir en el útero del Sistema Solar (la Tierra) en su paso
por el útero del Zodiaco (Cáncer) el niño DIOS, que es el símbolo del nuevo
estado de conciencia que le espera a la humanidad en los actuales tiempos y que
se le ha llamado “Hijo del Hombre”.
Desde
los comienzos del Sistema Solar nuestro, como en otros sistemas solares, el
fenómeno de la Natividad del niño Dios se ha venido efectuando, pero sin
manifestarse en el plano físico; dirían los espiritistas, “sin materializarse”.
Fue el comienzo del fín del Kali Yuga, hace 2 mil años, que se hizo presente
entre los hombres en forma individual con el nacimiento en Belén del Divino
Nazareno. Fue así que la Madre Naturaleza dio a luz al Hijo del Hombre,
inaugurando la segunda gran etapa de evolución de la Tierra denominada Satya
Yuga (tiempo de luz). Vemos pues que en una fiesta de tradición religiosa está
escondido un acontecimiento cósmico. Lo mismo ocurre con la muerte de El
Redentor o sea la Pascua de resurrección, pero esto lo dejaremos para otra
ocasión.
....Los
cambios espirituales los define el Sol (me refiero al movimiento
sístole-diástole o mejor dicho, a la relación entre las fechas y el
movimiento). Al llegar el 24 de diciembre llega a su fin la contracción anual
del Sol y comienza la expansión, es el día más corto del año. La tradición
enseña que ese día hace contacto nuestro Sistema Solar con el diástole de la
Galaxia, pero ese estudio es muy complicado y más adelante nos tomaremos toda
una clase para ocuparnos de él; ahora solamente mencionaré que los movimientos
del Sol, de la Tierra y de la Galaxia son a la manera del mecanismo de un reloj
y trabajan al unísono como partes integrantes de la célula del Macrocosmo.
Solamente podemos decir que el 24 de diciembre, por decirlo así, hace conexión
el sístole del Sol con una especie de diástole que se produce en el centro de
la Galaxia; cabe la comparación, diríamos que se produce la Chispa Divina en
todos los sistemas solares de la Galaxia, o sea, que nace el Cristo en cada una
de las Tierras que están en los sistemas solares que forman la Galaxia. A este
respecto dijo Jesús: “en la casa de mi Padre muchas moradas hay.....”