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martes, 7 de agosto de 2012

Sentarse y observar por Leo Babauta




Traducción del inglés al español

"No importa lo que hay en el camino o en qué dirección el viento sopla ... me sentaré aquí a ver el rio fluir." ~ Bob Dylan

¿Ha sentido alguna vez que vamos corriendo por la vida, que estamos atrapados en el ajetreo y que la vida transcurre casi sin darnos cuenta?

Tengo esta sensación todo el tiempo.

El antídoto es simple: sentarse y observar.

Toma un minuto de tu ocupado día para sentarte conmigo y hablar. Imagínate por un momento que estás en medio del tráfico - vas conduciendo, estresado por la gran cantidad de carros, tratando de llegar a alguna parte antes de que sea tarde, enojado con los demás conductores que son groseros o tontos, completamente centrado en seguir tu camino a través de esta jungla de metal y asfalto. Ahora has llegado al final, uf! lo lograste, maravilloso, y estás retrasado sólo unos minutos ... pero, ¿Te fijaste en el paisaje que había? ¿Hablaste con alguna de las otras personas que estaban en tu camino? ¿Disfrutaste el paseo?

No, probablemente no. Estabas tan concentrado en llegar a tu destino, en los detalles de manejar, en el estrés de conducir, que no tuviste tiempo de ver el entorno, las personas cercanas, o el maravilloso viaje. Así andamos en la vida.

Ahora imagina que te detuviste, te bajaste del coche y encontraste un lugar para sentarte cubierto de hierba. Y miras pasar los coches a toda velocidad. Y ves el pasto que se mueve suavemente con el viento, las bandadas de pájaros formando figuras en el vuelo y las nubes mirándote perezosamente.

Siéntate y observa.

Nosotros no hacemos esto, porque es inútil hacer algo que no es productivo, que no mejora nuestras vidas. Pero, como escribió Alan Watts en El camino del Zen:

"Como el agua turbia que se aclara al dejarla en paz, se podría argumentar que quien se sienta en silencio y no hace nada, está haciendo una de las mejores contribuciones a un mundo en turbulencia."

Es interesante, también, lo que vemos cuando nos sentamos y observamos. Nos daremos cuenta de que los demás van apurados, preocupados, enojados, y en ellos nos vemos reflejados. Veremos a los niños riendo (o llorando) con sus padres y pensamos  en lo que perdemos al andar apresurados por mejorar nuestras vidas.

Más interesante es lo que ves cuando te sientas y te observas. Aprendes a salirte de tí mismo y actuar como un observador. Ves tus pensamientos y aprendes más sobre ti de lo que podrías si estuvieras apurado haciendo cosas. Ves tus dudas, te criticas, y te sorprendes de dónde vienen (¿un mal incidente en la infancia, tal vez?) y te preguntas si eres tan inteligente para dejarlas ir. Ves tus razonamientos y te percatas que son tonterías, y aprendes a dejarlos ir también. Ves tus temores y te das cuenta como te limitan, entonces mentalizas que puedes quitarles su poder con sólo sentarte y verlos, sin actuar sobre ellos.

Al sentarte y observar, llegarás a conocerte a ti mismo.

Aprendes las lecciones más valiosas de la vida, sentándote y observando.

Y como sabemos por el efecto del observador en la física, observando, podemos cambiar lo que vemos.

Tómate unos minutos hoy para sentarte y observar. Eso podría cambiar tu vida.


fuente: www.zenhabits.net