Traducción del inglés al español
Esta semana vamos a desviar nuestra atención del cuerpo físico al cuerpo emocional.
Nuestro cuerpo emocional es una parte importante, complicada, difícil y a veces peligrosa, pero absolutamente esencial de nuestra personal manera de ser. Es un confiable protector e informante que nos sirve muy bien generalmente. Nos previene cuando estamos en peligro, nos dice si nuestra conducta es buena o mala y nos ayuda a reconocer las acciones positivas que deben ser repetidas y las negativas que deben suprimirse; nos permite reconocer señales muy complejas y variadas. Es esa parte de nosotros que disfruta las cosas finas de la vida y nos hace ser más que un robot insensible.El cuerpo emocional nos satura con los dramáticos tintes de la vida – sean los tiernos sentimientos rosas del afecto, el rojo profundo de la pasión del amor, el verde repugnante de la sospecha celosa o el profundo azul/negro dolor de la muerte. Es el vasto arco iris de sutiles matices de los sentimientos que le dan contexto, textura, forma y dimensión a nuestra existencia que de otra manera sería insípida . Es el arte en nuestra vida bendiciéndonos con la habilidad de apreciar la música, la belleza, las buenas comidas y bebidas. Él forma y expresa nuestras pasiones: amor y odio; bueno y malo; hermoso y feo. El nos conduce a satisfactorios patrones de vida y nos da nuestra habilidad de sentir, enfatizar y gozar – ya sean pequeños momentos de dolor, frustración y enojo o dulces momentos de amor, bendición y gracia. Las emociones pueden ser complejas, confusas y con frecuencia impenetrables pero sin nuestro cuerpo emocional seríamos incapaces de distinguir los múltiples matices de la vida.
Hay sin embargo, también un lado siniestro de nuestras emociones. Bajo circunstancias normales, nuestras emociones operan dentro de una banda de equilibrio un poco estrecha –esto es hasta que algo dramáticamente llama la atención de nuestras emociones. Una vez excitado, ya sea por motivaciones positivas o negativas, nuestro cuerpo emocional puede conducirnos a una turbulenta y a veces confusa carrera.
“Las emociones no siempre son sometidas inmediatamente a la razón, pero siempre son inmediatamente sometidas a la acción”
Williams James
Impulsados por nuestro viejo cerebro reptiliano y el, un poco más joven, cerebro mamífero, una vez en marcha estos dos centros de poder nos agarran con una fuerza asombrosa que ninguno de los dos quiere ser perspicaz y tener cuidado de calmarse. Ellos quieren acción, liberación, escape y reivindicación y no están interesados en ninguna cosa que pueda frenar sus poderes o disminuir sus influencias. El cerebro reptiliano es la fuerza detrás del poder bruto del instinto animal, mientras que el cerebro mamífero mantiene el dominio sobre nuestro ego. Uno procura la supervivencia física, mientras que el otro protege y promueve el ego o yo psicológico. Cuando el lado siniestro de nuestro cuerpo emocional está al mando, frecuentemente somos obligados a actuar y a comportarnos en formas más allá de los límites usuales de nuestra moralidad. Tan exigente amo puede ser, que en las peores condiciones estamos apresados por un estado de trance que bloquea nuestros sentimientos, pensamientos y acciones normales. Algo toma posesión y nos cegamos y maniatamos, aparentemente incapaces de tomar las riendas. ¿Y cómo sucede esto?, cómo este servidor vital se transforma en un furioso monstruo, únicamente para retraerse más tarde, dejándonos expresar:
“¡Yo no sé qué pasó!”
“¡Cómo pude haber sido tan insensible!”
“¡Algo me pasó!”
“¡Porqué fueron tan crueles mis palabras!”
“¡Nunca había actuado antes de esa manera!”
La tarea para la semana es:
- Observar tu cuerpo emocional. Presta atención a tus sentimientos, emociones, pasiones e iras.
- Presta atención a tus reacciones y la forma en que envías tus sentimientos a los demás.
- Ten en cuenta tus sentimientos e impulsos emocionales y luego ve como influyen y te obligan a comportarte.
- "Controla tus emociones o ellas te controlarán”, ¿qué significa eso para ti?
