twitterfacebookgoogle plus
linkedinrss feedemail

martes, 24 de mayo de 2011

El Cuerpo emocional, Parte 4: El miedo reptil por Elena Moreno

Traducción del inglés al español


Uno de los más fuertes impulsos del cerebro reptiliano es el miedo; todos reconocemos  la sensación de hundimiento en la boca del  estómago que nos envía señales de advertencia para que estemos alerta; es precursor de la fuga o la pelea. A veces el miedo nos golpea indirectamente, a lo mejor lo llamamos  acaparamiento, celos,  ansiedad o pánico, pero independientemente de la forma en que se nombre, detrás de todos estos títulos diferentes se esconde el miedo. Guardamos lo que  tememos que nos van a quitar. Estamos celosos cuando tememos perder  nuestra pareja. Nos sentimos ansiosos porque le tenemos  miedo a una experiencia dental. Nos angustia  el miedo cuando nos detiene la patrulla de caminos, incluso cuando no hemos hecho nada malo. Independientemente de la cuestión, es muy probable que estos sean sentimientos que se remontan a nuestro instinto animal primario y nos obligan a actuar para sobrevivir. Y como vimos en los ensayos anteriores sobre el cerebro reptiliano, el hecho de que sintamos que algo horrible está a punto de pasar no significa necesariamente que así sea. El truco es ser capaz de dar un paso atrás, evaluar la situación y determinar si las señales que estamos recibiendo son realmente válidas.

Somos vulnerables a los promotores del miedo que nos quieren manipular mediante el aprovechamiento de la inteligencia limitada del cerebro reptil. El terror irracional es un gran motivador. El concepto tradicional del infierno ha sido utilizado por muchas religiones para controlar la conducta humana desde hace miles de años. "Si  haces  eso te va a llevar el diablo!". Recuerdo  vívidamente cuando era una niña y  las monjas  me hablaban con grandes detalles sobre el diablo y los tormentos del infierno. Créanme que fuí muy cuidadosa de no hacer nada que pudiera avivar las llamas de la agonía. Ahora ya no hay monjas asustándome para mantenerme a raya, pero sin duda otros están tratando de hacerlo.

Hoy en día el miedo se convierte en el dispositivo de control civil de elección para los gobiernos, grupos políticos, los anunciantes y cualquier persona que quiera dominar. El clima de miedo dio un gran salto después del 9/11. Ahora nos encontramos  nosotros mismos en miedo permanente, ya no tiene un nombre, tan sólo una vaga sensación de que algo se esconde en los rincones oscuros de la vida, listo para saltar y agarrarnos -los terroristas, la economía que va de pique, la inestabilidad laboral, la fiebre porcina, los que son distintos de mí y mi clase. Estamos fuera de balance, nos sentimos vulnerables y nos atemoriza lo que puede estar a la vuelta de la esquina. Por desgracia el miedo es un instinto básico que recorre casi todas las demás señales mentales y lo que es peor, el miedo no razona, al contrario, suprime nuestra capacidad de pensar a través de los hechos. Cuando caemos en un modo de lucha o huida  buscamos  un lugar para escondernos o para atacar a alguien. Pronto irracionalmente enfrentamos la vida con miedo y una sensación de fatalidad que conduce a una espiral descendente, la cual nos obliga a una mentalidad de ataque,  de desconfianza y pesimismo. 

Cuando le pregunto a la gente sobre el estado del mundo, la respuesta de la gran mayoría es: "todo parece inútil, fuera de control". Y cuando nos sentimos desesperados y asustados  buscamos  a quien culpar. ¿Serán los negros, musulmanes, Chicanos? ¿Todo el que es diferente de nosotros o tal vez es la "elite" de los banqueros? ¿Los profesores de Harvard? ¿Los iniciados? Y por supuesto no debemos olvidar el empacador de té y las mujeres que paren… etiquetas, etiquetas y más etiquetas.

"El secreto de la propaganda es que cuando te demonizas,  te deshumanizas" dijo James Forsher, un historiador de cine y director de documentales que ha estudiado películas de propaganda  y que es un profesor asistente de comunicación de masas en la Universidad Estatal de California, Hayward.
"Cuando te deshumanizas,  puedes matar a tu enemigo y  no  sentir ninguna culpa por ello", dijo. Es fácil controlar a la gente si identificamos a alguien para odiar, alguien a quien culpar o alguien que es diferente y por lo tanto sospechoso. Sólo hay que identificar al enemigo y luego a defender nuestros intereses. Y si el enemigo es satanizado, es aceptable  matar a un demonio.

¿Cómo luchar contra tal manipulación y explotación? La conciencia es el primer paso. Debemos darnos cuenta cuando estamos siendo manipulados. Si somos conscientes de lo que está pasando podemos tomar  medidas deliberadas para recuperar nuestra vida y tomar el control de nuestro destino. Podemos cambiar nuestra vibración y voltear nuestra mente, pasando del miedo a la esperanza, de la ira a la alegría, del pesimismo al optimismo y del odio al amor. Vamos a encontrar la belleza en cada experiencia y buscar la oportunidad en los obstáculos. No tenemos que aceptar  la interpretación de alguien sobre cómo debemos acercarnos a nuestra vida, ese es nuestro trabajo. Hay que tomar las materias primas que tenemos ante nosotros y mezclarlas con nuestros talentos y la energía creativa y dar a luz a nuevas posibilidades.

En 1933, el presidente Franklin D. Roosevelt dijo: "A lo único que debemos temer es al miedo mismo." No debemos permitir que nuestro propio ser sea derrotado por el terror y la desesperanza. Comencemos tomando el control de nuestro entorno inmediato. Dondequiera que vivamos, podemos hacer que nuestro rincón del planeta sea agradable, organizado y atractivo. Desde nuestro entorno podemos llegar a nuestra comunidad y encontrar formas de hacer que nuestro barrio sea mejor para nuestra familia, nuestros amigos y nosotros mismos. Planta un jardín, ayuda como voluntario en la escuela del barrio, forma parte del consejo de la comunidad; sabemos que cuando nos involucramos podemos hacer de nuestro mundo un lugar mejor para todos. Vamos a diseñar nuestro mundo como nos gustaría que fuera y luego  dedicarnos a hacerlo posible con esperanza,  pasión e inspiración creativa.

Esto es lo que Albert Einstein dijo sobre la crisis:
“No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”. Una crisis puede ser una verdadera bendición para cualquier persona, para cualquier nación. Porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la oscuridad de la noche. Es en la crisis que nace la invención, así como los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado. Quien atribuye su fracaso a una crisis abandona su propio talento y le da más importancia a los problemas que a las soluciones. La incompetencia es la verdadera crisis.

El mayor inconveniente de las personas y los países es la pereza con la que tratan de encontrar las soluciones a sus problemas.

 No hay desafío sin una crisis.  Sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. No hay méritos sin crisis. Es en la crisis donde aflora lo mejor de lo mejor en nosotros. Sin crisis todo viento es caricia. Hablar de una crisis es promoverla; no hablar de ella es exaltar el conformismo. En vez de eso vamos a trabajar duro porque la mayor amenaza de una crisis es no querer luchar para superarla.

Así que esta semana…
  • Enfréntate a tus miedos y trata de entender la fuente. Si  son válidos aprende a protegerte. Si tus miedos son irracionales, despréndete de ellos.
  • Empieza a ver los promotores del miedo y toma nota de cómo funcionan.
  • Analiza el proceso y las sutilezas de la manipulación para que no caigas en su trampa. Si estás enfrentando una crisis personal y te sientes como si estuvieras desmoronándote por dentro, haz lo mejor que puedas para arreglar el problema, luego enfoca tu energía en conseguir el control de las cosas en tu vida ,pues tienes  el poder de cambiar. Empieza con cosas simples, como la organización de tu cajón donde arrumbas todo, y luego ve hacia el exterior en la organización de tu vida, lo que es importante para tí. Si no parece importante déjalo ir, regálalo o tíralo. No guardes; aprende a dejar ir lo que ya no te sirve.
  • Ofrécete como voluntario para ayudar a los demás. La mejor manera de superar tus problemas es ayudar a alguien a resolver los suyos. Al ver que otros están peor que tú te ayudará a poner tu vida en perspectiva.
  • Haz una lista de todas tus bendiciones. Tal vez  perdiste tu trabajo pero tienes  buena salud y ahora tienes tiempo para pintar o tomar una clase.
  • Disfruta el simple placer de la vida. Haz cosas tontas solo por diversión. Ve a la playa, juega tenis,  camina, léele a tu nieto, lleva  a tus niños al zoológico, deja de tener miedo y enojo.
  • Deliberadamente sonríe y encuentra razones para reír.