twitterfacebookgoogle plus
linkedinrss feedemail

martes, 23 de agosto de 2011

La Vida es una Bicicleta por Pedro Magaña


Si. La vida es como una bicicleta.

Con cuanta frecuencia nos hemos preguntado cómo es que funciona la vida, ¿cómo es que algunos caminan y otros corren? Y ¿porque algunos que caminan avanzan más que los que corren? ¿Porque la vida familiar es un paraíso para unos y un infierno para otros? ¿Porque la situación económica favorece mas a unos que a otros? ¿Porque algunos son tan felices ganando un salario mínimo, mientras otros con millones en sus cuentas se sienten tremendamente pobres?, todas estas y más preguntas las haremos y las seguiremos haciendo, mientras no ordenemos nuestra vida dándole un reinicio, un nuevo comienzo, partiendo de un momento antes que iniciara esa maraña de moda social y el glamur plastificado que solo nos llevan a ser mas unos esclavos sociales y a vivir fantasías que fortalecen el ego pero que cada vez vacían mas nuestro corazón y es en este punto que nos damos cuenta que necesitamos estar más atentos a todas las situaciones para caminar a la par con la vida y nuestro desarrollo personal.

Como cuando aprendemos a andar en bicicleta, hacemos lo estrictamente necesario y lo necesario es poner absolutamente toda nuestra atención en la conducción y el equilibrio, ya que si algo logra distraernos seguramente nos dolerá bastante la caída. En este punto nos aislamos completamente, tanto que es como si solo existiera la bicicleta y el aprendiz, aquí nos olvidamos de la novia, los amigos, los padres, el paisaje, etc.

Claro que esta concentración total no es eterna, solo durara mientras aprendemos a tener equilibrio y coordinación, porque una vez que logramos esto podemos reintegrarnos al mundo, ahora levantamos la vista y disfrutamos por primera vez del hermoso paisaje, que aunque ya estaba ahí se ve diferente paseando en bicicleta, podemos darnos el lujo de hacer algunas piruetas o soltar la dirección para leer un poco.

Ya sabemos manejar una bicicleta, pero acaso eso nos ha resuelto la vida, claro que no, porque en el transcurso del manejo diario se nos puede ponchar una llanta, aflojar un pedal, un rin, el manubrio, etc. Entonces también necesitamos saber cómo repararla, pues de nada sirve saber manejarla, ya que solo la aprovecharíamos el corto tiempo en que funcione bien, y como la estamos de alguna manera comparando con la vida no podemos dejarla tirada y buscar otra, esta es nuestra vida, es nuestra única bicicleta, por lo tanto debemos preocuparnos por aprender un poco de mecánica para usarla en el momento que la necesitemos.

Algunos de nosotros desesperamos un poco al hacer alguna oración ya que exigimos respuesta inmediata, y con sobrada razón pues se dice y conoce la fuerza de esta para lograr el propósito de aliviar nuestra vida o la de nuestra familia. Entonces ¿Por qué será que aunque oremos y hagamos algún sacrificio la respuesta no llega?

He pensado mucho en esto y llegue a una conclusión muy peculiar; si a nuestra bicicleta se le afloja una tuerca del rin o cualquier otra pieza, no disfrutaremos al cien por ciento un paseo, entonces ajustamos la tuerca o lo que necesite ajuste, nos subimos y paseamos unas cuadras y se vuelve a aflojar, esto nos indica que no solo basta un ajuste, sino un buen ajuste, el necesario para que funcione bien por un largo tiempo.  
 Así tal vez pase con nuestras oraciones, tal vez necesiten salir del fondo de nuestro corazón, no como si leyéramos una bonita poesía que entra por los ojos y sale por los labios sin tocar el corazón, se necesita un poco de mas ajuste, apretar tanto nuestro corazón, hasta que brote un verdadero sentimiento.

 Y si se trata de ajustar el sacrificio, porque el sacrificio de comer nieve todo el día no dio resultado, o el prometer pasarse todo el día viendo películas y comer palomitas no funciona, tal vez deberíamos intentar con el ayuno por uno o varios días, o dejar de hacer algo que verdaderamente nos cause sacrificio (jugar nintendo, ver telenovelas, ir al casino, tomar café, etc.)
Aprender a manejar nuestra vida es como aprender a manejar una bicicleta, no podremos hacerlo a la perfección, pero si ponemos atención desde el principio, seguramente tendremos menos caídas y por lo mismo menos dolor.

El cuerpo físico disfruta del confort, pero el confort que no es resultado del esfuerzo se llama holgazanería.

El cuerpo emocional disfruta del sufrimiento, a tal grado que si no tenemos porque sufrir buscamos algo que llene ese vacío, cuando cambiemos esto seremos capaces de amar y sobre todo de SERVIR.

A nuestro cuerpo mental le encanta divagar, será por la necesidad que tiene de hacer una conexión con algo, pero si se mantiene en concentración la conexión será con la mente universal de donde sacaremos necesidades prioritarias que llenaran nuestro ser.

Aprendamos a manejar nuestra bicicleta y vivamos una vida mejor.