Con cuanta frecuencia nos hemos preguntado cómo es que funciona la
vida, ¿cómo es que algunos caminan y otros corren? Y ¿porque algunos que caminan
avanzan más que los que corren? ¿Porque la vida familiar es un paraíso para unos
y un infierno para otros? ¿Porque la situación económica favorece mas a unos
que a otros? ¿Porque algunos son tan felices ganando un salario mínimo,
mientras otros con millones en sus cuentas se sienten tremendamente pobres?,
todas estas y más preguntas las haremos y las seguiremos haciendo, mientras no
ordenemos nuestra vida dándole un reinicio, un nuevo comienzo, partiendo de un
momento antes que iniciara esa maraña de moda social y el glamur plastificado
que solo nos llevan a ser mas unos esclavos sociales y a vivir fantasías que
fortalecen el ego pero que cada vez vacían mas nuestro corazón y es en este
punto que nos damos cuenta que necesitamos estar más atentos a todas las situaciones
para caminar a la par con la vida y nuestro desarrollo personal.
Como cuando aprendemos a andar en bicicleta, hacemos lo estrictamente necesario
y lo necesario es poner absolutamente toda nuestra atención en la conducción y
el equilibrio, ya que si algo logra distraernos seguramente nos dolerá bastante
la caída. En este punto nos aislamos completamente, tanto que es como si solo
existiera la bicicleta y el aprendiz, aquí nos olvidamos de la novia, los
amigos, los padres, el paisaje, etc.
Claro que esta concentración total no es eterna, solo durara mientras
aprendemos a tener equilibrio y coordinación, porque una vez que logramos esto
podemos reintegrarnos al mundo, ahora levantamos la vista y disfrutamos por
primera vez del hermoso paisaje, que aunque ya estaba ahí se ve diferente
paseando en bicicleta, podemos darnos el lujo de hacer algunas piruetas o
soltar la dirección para leer un poco.
Ya sabemos manejar una bicicleta, pero acaso eso nos ha resuelto la
vida, claro que no, porque en el transcurso del manejo diario se nos puede
ponchar una llanta, aflojar un pedal, un rin, el manubrio, etc. Entonces
también necesitamos saber cómo repararla, pues de nada sirve saber manejarla,
ya que solo la aprovecharíamos el corto tiempo en que funcione bien, y como la
estamos de alguna manera comparando con la vida no podemos dejarla tirada y
buscar otra, esta es nuestra vida, es nuestra única bicicleta, por lo tanto
debemos preocuparnos por aprender un poco de mecánica para usarla en el momento
que la necesitemos.
Algunos de nosotros desesperamos un poco al hacer alguna oración ya que
exigimos respuesta inmediata, y con sobrada razón pues se dice y conoce la
fuerza de esta para lograr el propósito de aliviar nuestra vida o la de nuestra
familia. Entonces ¿Por qué será que aunque oremos y hagamos algún sacrificio la
respuesta no llega?
He pensado mucho en esto y llegue a una conclusión muy peculiar; si a
nuestra bicicleta se le afloja una tuerca del rin o cualquier otra pieza, no
disfrutaremos al cien por ciento un paseo, entonces ajustamos la tuerca o lo
que necesite ajuste, nos subimos y paseamos unas cuadras y se vuelve a aflojar,
esto nos indica que no solo basta un ajuste, sino un buen ajuste, el necesario para
que funcione bien por un largo tiempo.
Así tal vez pase con nuestras
oraciones, tal vez necesiten salir del fondo de nuestro corazón, no como si leyéramos
una bonita poesía que entra por los ojos y sale por los labios sin tocar el corazón,
se necesita un poco de mas ajuste, apretar tanto nuestro corazón, hasta que
brote un verdadero sentimiento.
Y si se trata de ajustar el sacrificio,
porque el sacrificio de comer nieve todo el día no dio resultado, o el prometer
pasarse todo el día viendo películas y comer palomitas no funciona, tal vez deberíamos
intentar con el ayuno por uno o varios días, o dejar de hacer algo que
verdaderamente nos cause sacrificio (jugar nintendo, ver telenovelas, ir al
casino, tomar café, etc.)
Aprender a manejar nuestra vida es como aprender a manejar una
bicicleta, no podremos hacerlo a la perfección, pero si ponemos atención desde
el principio, seguramente tendremos menos caídas y por lo mismo menos dolor.
El cuerpo físico disfruta del confort, pero el confort que no es
resultado del esfuerzo se llama holgazanería.
El cuerpo emocional disfruta del sufrimiento, a tal grado que si no
tenemos porque sufrir buscamos algo que llene ese vacío, cuando cambiemos esto
seremos capaces de amar y sobre todo de SERVIR.
A nuestro cuerpo mental le encanta divagar, será por la necesidad que
tiene de hacer una conexión con algo, pero si se mantiene en concentración la conexión
será con la mente universal de donde sacaremos necesidades prioritarias que llenaran
nuestro ser.
Aprendamos a manejar
nuestra bicicleta y vivamos una vida mejor.