Mañana es Equinoccio de Primavera. Por eso queremos compartir contigo una
profunda enseñanza del S. M. de la Ferriere, plasmada en su libro “Los Grandes
Mensajes”, sobre cómo en ciertos Equinoccios se han establecido Nuevas Eras
para la Humanidad.
“Hasta ahora solamente hemos dado un vistazo a
la Astrología Judiciaria, profana, que como hija degenerada de la Astrología
Religiosa se limita únicamente a preocuparse del individuo. No así esta última,
la Astrología Religiosa, que en cambio abarca los ciclos de la humanidad
entera.
La bóveda celeste contiene todo
el destino de la Humanidad. Basta con poder leer ese poema maravilloso. Desde
la antigüedad, la Ciencia de los Astros ha demostrado sus pruebas y no hay
filosofías herméticas, sectas y religiones, que no tengan bases sobre símbolos
planetarios. ¿Hay alguna enseñanza más bella que la del Zodíaco, el único libro
que el hombre no ha podido destruir? El mapa celeste da todas las
posibilidades. ¿Habrá necesidad de recordar
esta frase de El Martirio de San
Sebastián de D’Annunzio? “Él contiene la maravilla del tema del mundo...”.
Callaremos el punto de vista de
los milenaristas que tienen, sin embargo, sus razones, así como la tesis que
sostiene los renacimientos de la Tradición que se producen aproximadamente cada
400 años, pues ésas son transformaciones parciales, contenidas ellas mismas en
un Gran Ciclo de 2.000 años, aproximadamente, en el que la Tradición toma una
nueva forma religiosa.
Estos cambios se producen cada
vez que el Sol, en el Equinoccio de Primavera, cambia de signo zodiacal: esa
verificación es fácil para aquél que posee algunas nociones de Astronomía. La
Precesión de los Equinoccios es el movimiento lento por el cual en el
Equinoccio de Primavera, el 21 de marzo, la posición del sol se encuentra
desplazada en relación con su posición al año anterior en la misma fecha. De
hecho se trata más bien de un movimiento aparente, producido en realidad por el
movimiento del eje terrestre que traza una lenta elipse a través del cielo, en
más o menos 26.000 años.
En resumen, a cada movimiento del signo
Zodiacal, se cumplen transformaciones de la forma religiosa tradicional, y la
nueva religión es entonces simbolizada por el nuevo signo. Sin remontarse más
allá de los tres últimos Ciclos, tenemos la época de Taurus que marcó el período
que duró desde 4.320 a 2.160 años antes de Jesucristo. Ese período está
caracterizado por religiones que tienen al Toro como emblema de la Divinidad.
Después de haber pasado 20 siglos
en el radio de esa constelación el sol salió de esa parte celeste para entrar
al equinoccio de primavera 2.160 antes de J.C., en el signo siguiente: el de
Aries. La religión desde ese momento transformará en su simbolismo y su ideal
la concepción de la Fuerza; a los actos de barbarie sustituye una nueva idea:
la del pueblo viviendo bajo la protección de su Dios, y al que está reservada
la justicia. El emblema de esa divinidad será Aries (conductor del rebaño). El
Vellocino de Oro que reemplazará al Becerro de Oro (el Buey Apis).
A este respecto, una citación de
la Biblia es preciosa: “Tomarás, dijo, el Eterno, sangre de Carnero y aceite de
ungir y harás aspersión sobre Aarón y sobre sus vestidos, y sobre sus hijos y
sobre sus vestidos”. Es durante el Éxodo cuando Moisés recibe el mensaje del
Eterno que prohíbe a los hebreos seguir adorando al Becerro de Oro, cuando les
ordenó reemplazarlo por la Religión de Aries. Una vez más es obvio comentar
todos los valores simbólicos que marcaron la Era del Aries (Roma y Grecia
llegaron hasta conocer el Crióbolo sucediendo al Tauróbolo).
Pero en el momento en que el Sol,
entraba el 21 de Marzo del año I de la era vulgar en el signo Zodiacal de los
Peces, la Religión debía transformarse profundamente una vez más. Ya sea
Tertuliano, San Agustín o San Jerónimo, todos han empleado la palabra Pez para
designar al Cristo. Cosa sorprendente, el pez es muy a menudo representado por
un Sollo cuyo nombre en Latín es Lucius, o sea Luz; Aquél que se encarnó para
salvar a los hombres vino justamente a instruirles, a darles esa luz. Es
también dibujando un pez como los primeros cristianos se reconocían entre
ellos; ¿No eran ellos acaso pescadores? ¿Y no se acostumbra consagrar un día en
la semana para comer pescado?.
Por demás, frecuentemente se ha encontrado grabada
sobre jarros, pilas de agua bendita, lámparas, la imagen del Pez Sagrado,
representando a Cristo. Pero he aquí que nos encontramos ahora en la Era del Aquarius.
En efecto, el que busca concienzudamente no puede sublevarse categóricamente
sobre esto, pues primero hay que saber desde qué punto de vista se contempla.
Vimos ya que esas grandes Épocas se manifiestan con características bien
definidas, pero que esas Eras no están como cortadas con cuchilla.
Astronómicamente, según la
precesión de los Equinoccios, El Sol, recorriendo un grado cada 72 años, entra
a 0 grados del signo del Aquarius el 21 de marzo de 1948, pero sabemos que una
Era puede manifestarse mucho antes, como el verano puede adelantarse al 21 de
Junio. Pasa lo mismo con el clima equinoccial, del cual, el ciclo del Aquarius,
ofrece ya sus características en nuestra época... (texto escrito en 1945). Simbólicamente
se registran los efectos que son propios de esa parte del Zodíaco: Fraternidad, Elevación, Espiritualidad,
Movimientos Universales, Ensayos de Acercamiento en Gran Escala, todos ellos
indicios del espíritu Acuariano, que desde hace algunos años se hace sentir.
Desde la toma de la Bastilla, con
sus repercusiones no solamente en Francia, las reformas sociales son numerosas;
la invención del esperanto muy bien es una idea acuariana que como lengua internacional
demuestra un deseo de cooperación mundial, y más cerca todavía, las tendencias
a suprimir las fronteras, los movimientos mundiales en gran número, las
asociaciones internacionales, etc. Indudablemente lo que se produjo hace
milenios va a reproducirse.
Hay que tratar de saber lo que
será el nuevo influjo espiritual que trae esta edad del Aquarius. Hemos
vislumbrado una primera manera de anunciar esta Era del Aquarius que debe
trastornar nuestros conceptos, acarrear profundas modificaciones en las filosofías
y manifestarse por un ciclo benéfico: una edad de prosperidad, una era de Paz.”
Dr. Serge Raynaud de la Ferriere,
fue escritor, pintor, yogui, astrólogo francés, fundador de La Gran Fraternidad Universal y de la Federación Internacional de Sociedades Científicas. Algunos de sus libros son:
Los Grandes Mensajes, El Arte en la Nueva Era, una serie de 36 Propósitos
Psicológicos, el Libro Negro de la Francmasonería; Yug, Yoga, Yoghismo (una
Matesis de Psicología), La Magia del
Saber, entre otros. Puedes verlos y descargarlos en: http://www.sergeraynauddelaferriere.net/index.php