Cuando pronunciamos palabras altisonantes, descalificadoras, ofensivas
u otras similares, estamos delimitando
la vibración a un tono bajo y al hacerse repetidamente crea una onda
estacionaria de frecuencia que cuesta mucho cambiar. La manera en que nos
expresamos se nos hace tan común porque hemos vivido haciendo lo mismo durante
muchos años. Frecuentemente escuchamos frases como “no tengo dinero, no tengo
tiempo, estoy enfermo, no encuentro trabajo, no puedo vivir sin tal
medicamento, no soy tan inteligente como tú, bla, bla, bla” Entonces ¿Cómo pretendemos
tener una vida exitosa y feliz si cada día irresponsablemente afirmamos lo
contrario? ¿Te das cuenta de cuánto daño nos infringimos a nosotros mismos sin
saberlo?
Por eso debemos tomar conciencia de toda idea que salga de nuestra boca
y controlar lo imperfecto. Cualquier cambio implica esfuerzo pero el resultado
dará sus frutos y vale la pena realizarlo. Por ejemplo, si a diario escuchamos
cierta estación de radio, siempre oiremos la misma programación, pero si
queremos cambiar, por un simple acto de nuestra voluntad giramos el botón y
sintonizamos otra frecuencia. Eso mismo puedes aplicarlo en tu vida, mediante
tu voluntad podrás cambiar tu propia frecuencia para elevar el tono de tus
palabras y dejarás de tener pláticas ociosas, insidiosas e inútiles que solo
dejan vacío y desánimo.
Por supuesto que al afirmar algo, no significa que vaya a suceder por
arte de magia, tienes que poner Fe, Voluntad y Acción. Fe en que vas a lograr
lo que te propones, Voluntad para hacer los cambios necesarios y realizar las
Acciones pertinentes para alcanzar tu objetivo. Si tu deseo es estar sano, las
medicinas alópatas no son la solución; cambia tus hábitos alimenticios, come lo
más natural que puedas, haz ejercicio, evita fumar o cualquier otro vicio que
dañe tu cuerpo. Si quieres abundancia enfócate en conseguirla en lugar de
quejarte de la escasez.
Por otro lado, algo que siempre debemos recordar es que no estamos
solos, somos individuos con libre albedrío pero no por ello independientes. A
nivel humano dependemos de las personas, los animales, las plantas, la tierra,
el agua, el aire, el fuego y muchas otras cosas para poder sobrevivir en esta
dimensión. En lo espiritual es igual, somos partículas Divinas Únicas e
Individuales pero conectadas al Creador, Dios, La Naturaleza, o como le quieras
llamar según tu concepción de lo sagrado. Seguramente haz escuchado estas
frases: “cuando decides hacer algo, todo
el Universo se confabula para que se manifieste” “Dios dice: Ayúdate que yo te
ayudaré”.
Cada día tómate un tiempo, aunque sean unos pocos minutos, y usa tu voz
para agradecer al Creador todo lo que tienes y pedir ayuda en tus necesidades. La
palabra es Sagrada, es Poder, mueve Energías y por eso debemos usar ese DON con
Responsabilidad y Consciencia, pues todo lo que decimos o hacemos tiene sus
consecuencias positivas o negativas, según la intención que le ponemos y tarde
o temprano regresarán a nosotros como un búmeran, pues el
principio de causa y efecto siempre se cumple, nada escapa a la Ley.
Autoanalízate, al final del día haz un balance: ¿Qué decretaste para
ti, para tus hijos, tu pareja, tus amigos, tu comunidad, tu país? ¿Fue útil,
bueno, verdadero, necesario? ¿Qué porcentaje de todo lo que oíste fue positivo,
cuánto fue negativo? ¿Cómo te sentiste en cada caso? ¿Te sirvió para mejorar como Ser humano?
Por favor, ¡esfuérzate en ser FELIZ!