Traducción del inglés al español
La tecnología tiene el propósito de servirnos. Pero
en vez de eso cada vez más nos rebasa y nos agobia. Ella acapara la atención, establece nuestra agenda y define nuestra experiencia
en cada momento. Más y más estamos entregando este preciado recurso a la
tecnología digital, permitiéndole que defina la profundidad y la duración de
nuestra atención; y nos seduce a operar a velocidades tan altas que no nos
damos cuenta de la incidencia maliciosa que está teniendo.
Lo veo en mí mismo, pues lucho por estar enfocado en lo que es más importante y resistir a lo urgente, al adictivo impulso Pavloviano que me jala hacia mis dispositivos digitales. A veces, me siento como una rata de laboratorio empujando sin pensar las palancas en busca de la siguiente fuente de gratificación instantánea pero fugaz. Lo veo también en mis colegas y en nuestros clientes corporativos; cada uno de ellos lucha por manejar lo que se siente cada vez más como un tsunami - la información nos llega oleada tras oleada, amenazando con aplastar a todo lo demás en nuestras vidas.
El Internet, y todo lo que ha llegado a incluir, es la más poderosa tecnología de interrupción jamás inventada. Rebana y hace pedazos nuestra concentración, la fractura y distrae, nos da menos y menos de más y más. Se nos incita a picotear, explorar y saltar en vez de sumergirnos en una sola cosa.
Como, el economista
ganador del Premio Nobel, Herbert Simon señaló proféticamente en 1970, incluso
antes de que hubiera el internet: "Lo que la información consume es
bastante obvio. Consume la atención de sus destinatarios. Tanta riqueza de
información crea pobreza de atención."
La carga cognitiva se refiere a la cantidad de información que fluye en nuestra memoria de trabajo en cualquier momento. Somos capaces de aferrarnos a un número muy limitado de bits discretos de información en nuestra memoria de trabajo. Si sobrecargas este depósito limitado tendrás que luchar para concentrarte, retener la información y hacer conexiones con otra información almacenada en tu memoria a largo plazo. Demasiada información, literalmente, nos embrutece. Si te has estado preocupando últimamente por tu memoria - una queja que escucho casi todos los días - es muy posible que no tenga nada que ver con el hecho de que estás envejeciendo.
"Se hace más difícil distinguir la información relevante de la irrelevante", escribe Nicholas Carr en su brillante libro The Shallows "Nos convertimos en consumidores mecánicos de los datos." La ironía es que poca gente va a leer The Shallows, pues es un reto, de profundo pensar y requiere un nivel de atención que cada vez menos y menos de nosotros podemos reunir.
Consideremos a Joe Weisenthal, el blogger principal financiero para el sitio web de Business Insider Business Insider, y tema de reseña del New York Times el domingo pasado. Weisenthal, como sabemos, trabaja 16 horas seguidas, postea más de una docena de blogs al día, envía docenas de tweets y pasa el resto de su tiempo en el internet buscando más información. Weisenthal sólo logra dormir de 4 a 5 horas por noche, lo cual casi garantiza que cuando escribe está adormilado y cognitivamente afectado. No es de extrañar que digamos que los mensajes son a menudo engañosos o de plano erróneos.
Teniendo en cuenta los avances en inteligencia artificial, una
computadora podría hacer sin duda, con más precisión y rapidez, lo que
Wiesenthal está haciendo. Este es el punto real: la velocidad a la que trabaja Weisenthal y el volumen
que produce le impide aplicar en su trabajo el tipo de cualidades que una
computadora no podría. Lo que nos hace seres humanos únicos no es sólo nuestra capacidad de reflexión
y auto-reflexión, sino también la creatividad, la conciencia, la empatía y un
propósito más elevado. Esas son las cualidades que deberíamos cultivar.
La tecnología no tiene por qué establecer nuestra agenda, pero se ha convertido en nuestra dominatrix. Masoquistamente - pero de buena gana – nos sometemos a ella. Enviar correos electrónicos, mensajes de texto, Twittear, hacer búsquedas en Google, checar el Facebook y navegar por sitios web no sólo consume nuestro tiempo y energía, sino que también disminuye nuestra capacidad de prestar atención a otro asunto por mucho tiempo - o para resistir a la siguiente tentación digital que acaba de salir.
No soy ludista, y agradezco las comodidades de la tecnología digital tanto como la gente a mi alrededor; sólo estoy sugiriendo que necesitamos tomar consciencia para alejarnos más y más de sus costos. El antídoto para una vida online, me parece sorprendentemente simple. Debemos prestar más atención y construir una vida fuera de línea, en la cual busquemos profundidad, tengamos tiempo para la reflexión y definir por nosotros mismos lo que realmente importa, en lugar de permitir que un montón de cosas en internet establezcan nuestras prioridades.
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Tony
Schwartz is the president and CEO of The Energy Project and the author of Be Excellent at Anything. Become a fan of The Energy Project on Facebook and connect with Tony at Twitter.com/TonySchwartz and Twitter.com/Energy_Project.
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