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martes, 5 de abril de 2011

El Cuerpo físico, Parte 3: Nuestra Materia por Elena Moreno


Traducción del inglés al español


Hace poco me detuve al ver una camiseta que Decía: "El que muere con más juguetes, gana!" ¿Realmente creemos que esto es cierto?  

Lo dudo. De hecho, cuanto más vieja me hago, más me doy cuenta que mis posesiones en realidad me poseen. Tengo que darles un lugar para colgarlas, debo limpiarlas, mantenerlas, protegerlas y siento la presión de usarlas para justificar el dinero y la energía que  he invertido en ellas. 

La tribu moken son habitantes isleños en el Mar de Andaman en la costa de Birmania y Tailandia. Son una tribu nómada de pescadores que viven en una cultura de "no cosas" y "no riqueza". Ellos creen que ambos conceptos ponen en peligro su libertad e interfieren con su capacidad de vivir. No pueden entender por qué alguien quedría acumular cosas. De hecho, la palabra "querer" no existe en su lengua. Se trata de un pueblo que mide el éxito por la capacidad de sacar el máximo partido de lo poco. Son también muy conscientes del precio de las "cosas" y se preguntan por qué alguien quedría comercializar su fuerza de vida para tener más cosas. Ellos son muy trabajadores, pero no ven el valor en el trabajo más que para  lo que necesitan o pueden utilizar.

Hablemos acerca de las posesiones, más conocido como tus "cosas"; es todo lo  que te pertenece. ¿Qué te sugiere "pertenecer a"? Una pertenencia o una posesión es algo que está vinculado a ti, que es de tu propiedad y por lo tanto una extensión de tu yo personal. Muchos de nosotros asociamos  que entre más tenemos más  somos. Uno de los principales fundamentos de nuestra sociedad capitalista es el consumismo, la actitud que valora la adquisición y acumulación de bienes materiales o físicos. Pensemos en nuestro espacio, es decir, los lugares que habitamos, ¿son más de lo que necesitamos o podemos utilizar? Ellos también tienen mucho de nosotros en sí mismos y sustancialmente confirman  que creemos que somos ambos,  nosotros mismos y ellos.  ¿Cuáles son los elementos esenciales para vivir?.

Un lugar para cocinar, un baño, un espacio para comer, un lugar para dormir y otro para relajarse. No son muchos metros cuadrados, a menos que necesitemos espacio para nuestras cosas. Y por supuesto que sí. Hay el espacio para las cosas grandes como muebles de comedor, muebles de sala, muebles de sala de estar, muebles del dormitorio (que ya no es sólo una cama y cómodas, sino una "suite" de mesas, aparadores, un armario, un televisor y un aparato de sonido). Luego está el espacio para las cosas pequeñas, nuestros closets y gabinetes: la despensa de la cocina, un closet en la recámara para  él y otro para ella, armarios de baño, armarios de ropa blanca, el cuarto de lavar con closets,  closet para abrigos, armario del vestíbulo, la cochera y su cuarto sólo para las cosas del garaje.

¿Y qué tal un espacio para la oficina, varios vehículos  o  propiedades adicionales? ¿Alguna vez te has preguntado por qué creemos que necesitamos tanto espacio? Entre más espacio  tenemos, más cosas adquirimos para llenarlo y más tiempo y energía gastamos para cuidarlos.  veamos los espacios, no solamente por sí mismos sino lo que guardamos en ellos y cómo los mantenemos. Nuestros espacios personales son un reflejo de nosotros mismos. Si regresas a casa diariamente al caos, donde hay una cantidad abrumadora de "cosas", difícilmente encontrarás serenidad en tu espacio.
   
No hace mucho, visité a una pareja que estaba pasando por un divorcio particularmente difícil y me sorprendió la forma en que su casa reflejaba la confusión interna que estaban experimentando. Donde quiera que miraba, había basura,  platos sin lavar,  suciedad y  desorden. Cuando hablé con la pareja me di cuenta de que su relación estaba sembrada de pequeños secretos sucios, falta de respeto y su alteración personal no era muy diferente del estado de la casa.

Con el fin de crear paz interior y armonía, empieza por limpiar, sacar y organizar tu espacio y  pertenencias. El primer paso es eliminar cualquier caos. Comienza por evaluar y organizar tus cosas. Comienza con tu entorno más cercano y luego hacia el exterior; un armario, un cajón, un estante, una habitación a la vez. Si no has usado algo en un año, tíralo. Deshazte de todo lo que ya no te sirve. Si está roto, tíralo.  Si ya no te queda, dáselo a alguien que pueda usarlo. Si ya no lo usas, pásalo a otra que sí lo haga. Si ya no te gusta, dale un nuevo hogar. Conserva sólo aquellas cosas que realmente utilizas y  te sirven en este momento de tu vida. No te aferres a prendas que puedan quedarte algún día cuando te pongas a dieta. 

Si vives en zona tropical, deshazte de la ropa de nieve.  Si tu exmarido no ha venido a recoger su ropa restante y el divorcio fue hace dos años, enviásela por paquetería. ¡Organiza!, ¡Despeja! Conforme vayas escombrando cada armario, cada esquina y cada habitación, sentirás que está ocurriendo un cambio dramático en tí.  Cuando hayas terminado te sentirás mucho más ligero y por lo tanto más libre.

Sé honesto contigo mismo en este proceso. No es necesario conservar herencias y regalos que no son de tu interés. ¿Con qué frecuencia les damos el espacio y la atención a los regalos que nunca nos gustaron simplemente porque son de alguien a quien amamos? Una de mis estudiantes me dijo que por años había conservado unos enormes muebles de comedor  que su tía le dejó cuando murió.  "A mi hijo nunca le ha gustado ese mobiliario y tampoco he tenido una casa lo suficientemente grande para acomodarlo", dijo. En el curso de nuestra clase, sacó un anuncio clasificado y los vendió a alguien que realmente le gustaba ese tipo de muebles.  ¿Sabes lo que experimentó al hacer eso?  ¡Libertad!.

Nuestro entorno influye en nosotros, así que recuerda hacer elecciones deliberadas.  Haz que tu espacio sea una verdadera extensión de tí mismo. Tú puedes liberarte de la carga de las posesiones y optar por mantener y atesorar únicamente las cosas que son importantes, significativas y útiles para tí. 


PARA HACER:

  1. Sigue los pasos descritos anteriormente para evaluar y organizar tus cosas.
  2. Piensa acerca de tu filosofía personal sobre la acumulación. ¿Tienes demasiadas cosas?
  3. Considera la manera en que puedes compartir tu abundancia con los menos afortunados.
  4. Antes de realizar una compra, grande o pequeña, pregúntate: ¿Realmente necesito esto?