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martes, 12 de julio de 2011

Cuerpo Mental 2: El fundamental YO y MI por Elena Moreno

Traducción del inglés al español

Vamos a empezar con el “Mí”. El “Mi” está directamente relacionado a la realidad de sensación y causación de como interactuamos con el mundo material. Cada acción y emoción que experimentamos está acompañada por la actividad del cerebro que archiva los datos de los sentidos, organiza toda la información relevante, hace conclusiones, juicios y en general puede pensar y recordar la experiencia. La información de los sentidos crea una secuencia de actividades y pensamientos, en donde una causa genera el siguiente, el cual por sí mismo genera el siguiente y así sucesivamente en una cadena interminable de causación que nos lleva por el largo viaje de la vida. Cada acto provoca una cadena de eventos, sensaciones y memorias. Y cada evento tiene el poder de desencadenar emociones y actitudes que, en su tiempo, generan la conducta.

He aquí lo que quiero decir con causación: Ayer, cuando horneaba unas galletas, mi boca empezó a salivar al percibir su olor mientras se doraban; en cuanto las saqué del horno mi estómago gruñía mientras  esperaba impacientemente a que las galletas se enfriaran. Tomé una, le di una mordida, saboreé  las ricas chispas de chocolate y los cacahuates; los sabores inmediatamente me trasladaron tiempo atrás, a un día de Navidad, cuando mi madre y yo horneábamos las mismas galletas;  sentí un vuelco en el corazón y la herida, aún abierta por la muerte de mi madre, me dolió al recordarla.

Aquí está otro ejemplo: Entré al carro y busqué  mis lentes de sol, no estaban. Era mi culpa, debí cerrar la puerta con seguro. Me enojé mucho porque eran nuevos y muy caros. Me metí al tráfico agresivamente. Todavía furiosa me rehusé  a  ceder el paso cuando otro carro quiso meterse en mi carril. Luego alguien más  se metió en el lugar del estacionamiento hacia el cual yo me dirigía, quise gritarle una grosería, pero en mi interior yo sabía que ella no tenía la culpa de que alguien robara mis lentes de sol. Cargué con mi coraje y mal humor por horas. Esa noche, cuando me senté tranquilamente, una parte de mi ser interior se sorprendió de cuanta gente había herido, sólo porque alguien me hirió.

Vamos a ver algunas preguntas y respuestas que ayuden más a explicar el “Mi”

1. ¿Es el “Mí” mortal”?  Sí, él morirá con mi cuerpo físico; no habrá más recuerdos ni causación.
2. ¿Es el “Mí” finito?  Sí, tiene limitadas las expresiones, capacidades, cualidades y habilidades. Esta personalidad termina cuando esta vida llega a su fin.
3. ¿Está el “Mí” sujeto al cambio?  Sí siempre está creciendo, envejeciendo, agregando y quitando de sí mismo.
4. ¿Está el “Mí” sujeto a las condiciones?  Sí, él tiene que comer, dormir, beber, respirar, proteger su salud y se mueve dentro de los límites del mundo físico.

Ahora veamos el “Yo”

1. ¿Es el “Yo” mortal? ¿Morirá o dejará de existir? ¿Puedes identificar un punto donde  el “Yo” llegó a ser o  dejará de ser? No.
2. ¿Es el “Yo” finito? ¿Tiene limitaciones? ¿edad? No.
3. ¿Está el “Yo” sujeto   al cambio? ¿Actúa de acuerdo a tu mundo externo? ¿Se ha hecho más pequeño o más grande? No.   
4. ¿Está el “Yo” sujeto a las condiciones? ¿Necesita comer, dormir o siente frío? No.

El “Yo” es eterno e infinito. Nunca cambia y no requiere ninguna condición especial para existir, simplemente es. El “Yo” es el máximo o absoluto sentido que tenemos de nuestra identidad como un Ser. Cuando piensas acerca de él, este sentido supremo de Ser es familiar. Es actualmente parte de nuestro sentido normal de conciencia. Es distinto porque no depende de las percepciones sensoriales o los sentimientos emocionales para sustentarse a sí mismo. La conciencia del “Yo” es directa y no está fragmentada del ser. Cuando somos capaces de voltear hacia atrás y observar el cuerpo o nuestras emociones, no somos capaces de  separarnos del “Yo”. Es como el diamante, el mineral más fuerte, corta todos los demás materiales, mientras que ninguno es suficientemente duro para cortarlo a él.

El “Yo” es el ser preeminente e influencía y soporta todas las otras expresiones, aunque no se influencia a sí mismo. Eso no es decir sin embargo, que no está a veces  aburrido por las emociones y confusiones de la personalidad; de hecho, con frecuencia ese es el caso. El cuerpo emocional y el cuerpo físico son capaces de obscurecer este alto sentido de ser. Sin embargo, una vez que la claridad regresa, el “Yo” surgirá otra vez intacto. Si un diamante cae en el lodo parece estar sucio, pero cuando se lava, el diamante está claramente brillante,  impecable y no contaminado.  A la inversa, como la más alta y fuerte  expresión, el “Yo” es capaz de modificar, cambiar y crear nuevas expresiones del personal “Mí”.

Esta explicación tal vez parezca un poco incomprensible pero quédate conmigo, en las semanas siguientes conforme veamos la idea de Mente, empezarás a identificar más fácilmente este tan extremadamente importante y sutil aspecto del ser.

Para practicar:
1.- Si no tuvieras idea de qué tan viejo fuera tu cuerpo ¿Cuánto podrías calcularle según tu sentido interno? ¿Por qué nos sentimos más jóvenes que nuestro cuerpo?
2.- Trata de orar o meditar permitiendo que el ruido de tu cerebro y emociones se tranquilicen. Quédate en el pacífico estado de simplemente ser.
3.- Haz un dibujo o escribe acerca de tu personalidad. Ahora dibuja o escribe acerca de tu espíritu.
4.-Cuando tu conciencia te avise algo tómalo en cuenta y actúa bajo la guía que te ofrece. Observa el resultado final.