twitterfacebookgoogle plus
linkedinrss feedemail

martes, 29 de mayo de 2012

Afina tu voluntad por la Dra. Elena Moreno


                                                                  Traducción del inglés al español
 
La voluntad es una cosa curiosa. No la puedes ver; no directamente por lo menos. No, no puedo señalar una parte de mi cuerpo y decir: "¡Ahí, esa es mi voluntad!”. Al igual que la mente y la conciencia, la voluntad es un gran misterio. No es física, pero vemos su efecto y conocemos sus resultados.

La voluntad es el combustible que mueve nuestros motores, pero también es el  motor en sí. ¿No me explico? Lo haré de otra manera. La voluntad es el poder de querer o necesitar y, curiosamente, también es el poder de ser capaz de producir lo que se quiere o se necesita hacer. Sin deseo o necesidad no vamos a hacer nada. Pero también es cierto que sin hacer, estamos dejando de querer. Así que se requieren ambos: el querer y el hacer.

La voluntad no es infinita. Los científicos dicen que si centramos la voluntad en demasiadas tareas al mismo tiempo, ésta se diluye y desactiva. Por ejemplo, llegas a casa después de un viaje muy largo y agotador. Usas tu voluntad para seguir moviéndote a pesar de que estás muy cansada y te obligas a descargar el coche y con cuidado clasificar y guardar las cosas en su lugar. Luego, tu pequeño hijo derrama su cereal y la leche yace en el piso de la cocina. Quieras o no, tienes que limpiar. Ahora el cansancio se apodera de tu voluntad y comienzas a debilitarte; alcanzas a lanzar un par de cosas en el cuarto de lavado y dejas el desembalaje para más tarde. Tu voluntad se acabó.

La buena noticia es que en realidad podemos aumentar nuestra fuerza de voluntad si la usamos con más frecuencia. Si la ejercitamos y utilizamos con disciplina y planeación, será más fácil el acceso a ella y ésta se volverá más fuerte cada vez.

También podemos afinar nuestra voluntad usándola con precisión y eficiencia. La disciplina tiende a ser una palabra desagradable hasta que nos damos cuenta que puede ser una ingeniosa herramienta para ayudarnos a realizar el trabajo. Si queremos tener éxito, es fundamental que tengamos una idea clara de lo que queremos lograr y que nos enfoquemos en alcanzar nuestro objetivo. Y, por supuesto, necesitamos el poder para actuar y producir los resultados deseados. Querer algo y tener un plan es inútil si no actuamos. Tenemos que ser capaces de mover nuestro ser para hacer el trabajo pronto y no dejarlo para más tarde.

El enfoque es esencial para lograr nuestra meta. Un consultor de negocios nos dirá que lo primero que debemos hacer al abrir un nuevo negocio es escribir nuestra visión y misión; es decir qué es lo que queremos hacer y cómo vamos a hacerlo; así podremos luego comparar nuestras actividades contra estos dos preceptos. Cualquier actividad que no se ajuste a nuestra misión o visión debe descartarse. Si somos un mayorista de pescado no debemos incluir carne de res en nuestra lista de productos. ¿Por qué? Porque no es de lo que se trata el negocio.  Las distracciones sólo servirán para desviar nuestra atención de la esencia y propósito de nuestra empresa. 

Esto es igualmente válido para cuando estamos tratando de lograr una meta personal. No hay que desviarnos del plan. Es interesante ver que todos tenemos diferentes niveles de voluntad. Ciertamente, nuestra voluntad se pone en acción según los diferentes deseos, necesidades y pasiones. Entre más urgente es el motivo, más fuerte es nuestra voluntad. Nuestro ego con sus deseos y necesidades por lo general impulsa nuestra voluntad. Según Sigmund Freud, el ego nos impulsa con la voluntad al placer -comida, sexo y otros gozos semejantes. El filósofo Friedrich Nietzsche, en cambio, dice que es la voluntad el poder que nos motiva, el poder de logro, el éxito, la dominación y supremacía sobre los demás. 

O puede ser que nos parezcamos a las tortugas, limitándonos a ejercer nuestra voluntad sólo para sobrevivir y garantizar la continuidad de la especie. Con seguridad tenemos una agenda más amplia que la tortuga, tal vez queremos ser tan buenos como nos sea posible y ser mejores a medida que avanzamos. Y si fallamos ¡qué importa!  Nos sacudimos el polvo y lo intentamos otra vez. Siempre es mejor conocer la derrota que nunca haber andado el camino. No importa el resultado final, habremos aprendido muchas lecciones durante el proceso.

Para practicar:
  • Establece una meta; elabora un plan y haz lo necesario para lograr tu objetivo.
  • Adquiere el hábito de atender todo. Paga tus cuentas a tiempo.
  • Sé ordenada. Dobla la ropa o cuélgala, mantén organizados tu closet y cajones, mantén limpio tu auto.
  • Deliberadamente elige la acción más difícil. Toma el camino largo.
  • Haz una caminata pesada, sube una colina o realiza alguna otra actividad física que sea un reto.
  • Envíanos comentarios sobre tus experiencias.

Copyright 2012 Elena Moreno
All Rights Reserved 

ABSTRACT TECHNO CONCEPT
© Roxana González | Dreamstime.com