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martes, 15 de enero de 2013

El Misterio de la Voluntad, por la Dra. Elena Moreno


La voluntad es una cosa curiosa. No se puede ver, no directamente al menos. No puedo señalar a una parte de mi cuerpo y decir: "¡Ahí! Esa es mi Voluntad”. Al igual que la Mente y la Conciencia, la Voluntad es un gran misterio. No es física, sin embargo, vemos el producto de ella y conocemos sus resultados.

La Voluntad es la chispa que prende nuestros motores, pero también es un motor por sí misma. ¿Estoy enredando el asunto? Me explico de otra manera. La voluntad es el poder de querer o necesitar, y curiosamente, también es el poder de ser capaz de producir lo que quieres o necesitas hacer. Sin deseo o necesidad no lo haríamos. Pero es igualmente cierto que sin hacer, estamos dejando de querer. Así que la Voluntad requiere de ambos: el querer y el hacer.

La Voluntad  no es infinitamente inagotable. Los científicos dicen que si centramos la Voluntad en demasiadas tareas al mismo tiempo, ésta se diluye y desactiva. Por ejemplo, tú vuelves a casa después de un viaje muy largo y agotador. Tu Voluntad es seguir avanzando a pesar de estar muy cansada y te obligas a desempacar el coche y con cuidado clasificar y guardar las cosas. Luego, tu pequeño hijo derrama su cereal y un cuarto de litro de leche sobre el piso de la cocina. Quieras o no, tienes que limpiarlo. Ahora tu agotamiento saca lo mejor de tu Voluntad y  comienzas a desvanecerte, sólo lanzas un par de cosas en el cuarto de lavado y dejas la tarea de desempacar para más adelante. Tu Voluntad se ha secado.

La buena noticia es que en realidad podemos aumentar nuestra fuerza de Voluntad al usarla con más frecuencia. Si ejercitamos nuestra Voluntad, usándola con disciplina y  planificación, podemos hacer más fácil el acceso a ella y se fortalecerá más cada vez que trabajemos con ella. También se puede agudizar nuestra Voluntad al usarla con precisión y eficiencia. La disciplina tiende a ser una palabra desagradable hasta que nos damos cuenta de que puede ser una ingeniosa herramienta para ayudar a hacer el trabajo. Si queremos tener éxito es fundamental que tengamos una idea clara de lo que queremos conseguir y que nos centremos en el cumplimiento de nuestra meta. Y, por supuesto, necesitamos el poder de actuar para producir los resultados deseados. Desear algo y tener un plan es inútil si no actuamos. Tenemos que ser capaces de movernos por sí mismos para hacer el trabajo más temprano que tarde.

Concentrarnos es esencial para lograr nuestra meta. Un consultor de negocios nos dirá que lo primero que tenemos que hacer al abrir un nuevo negocio es escribir nuestra visión y misión, qué es lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer. Después podremos medir nuestras actividades en contraste con estas dos declaraciones. De tal manera que se descarte cualquier actividad que no se ajuste a nuestra misión o visión. Si somos un mayorista de pescado no debemos incluir carne de res en nuestra lista de productos. ¿Por qué? Porque no es de lo que se trata el negocio. Las distracciones sólo servirán para desviar nuestra atención y el propósito de nuestro negocio. Esto es igualmente cierto cuando se trata de alcanzar un objetivo personal. No te distraigas de tu plan.

Curiosamente, todos tenemos diferentes niveles de Voluntad. Es cierto, nuestra Voluntad es llevada a la acción por diferentes deseos, pasiones y necesidades. Cuan más urgente es el motivo, se incrementa más nuestra Voluntad. Nuestro ego con sus deseos y necesidades por lo general impulsa nuestra Voluntad. Según Sigmund Freud, el ego nos impulsa con la Voluntad del placer -la comida, el sexo y otros goces. El filósofo Friedrich Nietzsche, por su parte, dice que es la Voluntad de poder que nos motiva, el poder de logro, el éxito, la dominación y supremacía sobre los demás. O podría ser que somos como las tortugas, nos limitamos a ejercer nuestra voluntad para sobrevivir y garantizar la continuidad de nuestra especie. Aunque muy posiblemente tenemos una agenda más amplia que la tortuga, tal vez queremos ser tan buenos como se pueda ser y mejorar a medida que avanzamos.

Y si fallamos, ¿qué? Simplemente nos sacudimos el polvo y volvemos a intentarlo. Siempre es mejor conocer la derrota que nunca haber tomado el camino. No importa el resultado final, habremos aprendido muchas lecciones durante el proceso.

Para practicar:
  • Establece una meta. Traza un plan y haz lo necesario para realizar tu meta.
  • Adquiere el hábito de no posponer tus pendientes. Paga tus cuentas a tiempo.
  • Se ordenada. Dobla tu ropa o cuélgala. Mantén tu armario y cajones organizados. Mantén tu coche limpio.
  • Deliberadamente elige el camino de acción más difícil. Toma la ruta más larga.
  • Haz una caminata difícil, sube una colina o haz alguna otra actividad física que sea un reto.
  • Envíanos tus comentarios sobre tus experiencias.


Copyright 2012 Elena Moreno
Todos los Derechos Reservados
Traducción del inglés al español hecha por